Dover, la base de los horrores tras la guerra

Victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Elevan a más de 200 los soldados enterrados en una fosa común

09 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Entre el 2003 y el 2008, como mínimo, en la base aérea de Dover, en Delaware, se produjeron unos hechos que bien podrían ser el guion de un filme de terror: los restos de 274 soldados estadounidenses muertos en Afganistán e Irak, y otros 1.762 fragmentos de cadáveres sin identificar fueron arrojados a una fosa común. La forma en que se trató a los cuerpos de los militares ha despertado la indignación en Estados Unidos: en la morgue de Dover fueron serrados el pie de un soldado por el tobillo y uno de sus brazos para que cupiera en el ataúd que le habían asignado.

Lo sucedido en la base ya fue desvelado por The Washington Post el pasado mes. En ese momento, el periódico afirmaba que algunos cadáveres habían sido tratados de esa forma. El Pentágono y los oficiales al mando de la base explicaron que era imposible saber cuántos cadáveres habían sido arrojados a la fosa común sin el conocimiento de sus familias. Pero ayer, el periódico confirmó que como mínimo eso ocurrió con los restos de 274 soldados.

No solo eso, diversos medios aseguran que la cifra podría ser mayor. Y es que la base de Dover es la principal entrada de los militares muertos en las guerras. Desde el 2001, más de 6.300 cadáveres de militares caídos en el exterior han pasado por allí. Y los nuevos datos podrían obligar al Pentágono a investigar qué ha sucedido exactamente con cada uno de esos cuerpos.

Habitual desde 1996

El diario New York Post también publicó ayer que el escándalo podría crecer aún más, ya que la viuda de un militar ha contado a ese periódico que un funcionario de la base le había dicho que la práctica de enterrar los cuerpos en la fosa común era habitual desde 1996, mucho antes de lo que se creía hasta ahora. Por ello, este diario y otros medios de comunicación aseguraron ayer que la cifra que daba The Washington Post puede ser solamente la punta del iceberg.

Sobre lo que parece que al menos de momento no hay duda es acerca de cuándo acabaron esas prácticas. Desde el 2008, el Pentágono dio orden de que todos los restos, que antes se enterraban, en la base fueran depositados en el mar.