La indignación incendia Roma

INTERNACIONAL

15 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El incombustible Berlusconi renacía ayer una vez más de sus cenizas, aunque con el olor a chamusquina de quien compra con favores su supervivencia. Solo el humo de las barricadas en las calles de Roma hacían ver la indignación, en algunos casos violenta, de los que se rebelan contra la mezquindad que dejan tras de sí los políticos italianos. Il Cavaliere se ha salvado, por ahora. Pero tras la pírrica victoria gracias a los voltagabbana queda el descrédito de la clase política, la división del centroderecha y el hastío de la población. En las calles ayer no solo había estudiantes, sino también parados, trabajadores precarios y afectados por el seísmo de L'Aquila.

El futuro del Gobierno sigue sin aclararse. Gianfranco Fini advertía que la victoria numérica no supone un triunfo político y que en las próximas semanas se verá. La federalista Liga Norte advertía, por su parte, que el triunfo de ayer no es concluyente y que será necesario ampliar la mayoría gobernante, o en caso contrario habrá que convocar elecciones, un deseo que no oculta. Tampoco se aclara el futuro de los italianos. En medio de las protestas se conocía el nuevo récord de la deuda pública de Italia, la tercera más alta del mundo. Como Nerón, Silvio Berlusconi no está dispuesto a salvar Roma de las llamas.