La joven francesa Clotilde Reiss llegó ayer a un aeropuerto militar de las afueras de París procedente de Irán, donde ha estado retenida durante más de diez meses acusada de espionaje por el régimen iraní.
El avión oficial francés en el que fue repatriada Reiss desde Dubái aterrizó poco después de las dos de la tarde en el aeropuerto de Villacoublay, donde lo aguardaba su familia.
Condenada a 10 años
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, esperó en el palacio del Elíseo a la joven estudiante de 24 años, a la que las autoridades iraníes devolvieron anteayer el pasaporte, después de haber sido condenada a dos penas de cinco años cada una, inmediatamente conmutadas por una multa que se aproxima a unos 230.000 euros.
El 1 de julio del año pasado, cuando la joven iba a tomar un avión de vuelta a Francia, tras pasar un curso como lectora de francés en la Universidad iraní de Ispahan, fue arrestada en el aeropuerto acusada de espionaje, en concreto por su participación en las manifestaciones de junio de 2009 contra el régimen.
Clotilde Reiss pasó un mes y medio en la cárcel antes de que las autoridades iraníes accedieran a un régimen de arresto domiciliario en la Embajada de Francia en Irán, donde estuvo confinada hasta anteayer.
París, por boca de su ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, trató ayer de acallar las persistentes sospechas de que la liberación de esta mujer tiene como contrapartida la liberación de dos iraníes detenidos en Francia.
Se trata en primer lugar de un ingeniero que Estados Unidos quería extraditar por considerar que había violado el embargo sobre Irán de productos sensibles para el programa nuclear, que la semana pasada pudo volver a Teherán en virtud de un dictamen de la Justicia francesa.
Por otra parte, la misma Justicia gala deberá pronunciarse el próximo martes sobre la libertad condicional de Ali Vakili Rad, que desde hace más de 18 años cumple cadena perpetua en Francia por haber asesinado en este país al que fuera el último primer ministro del Sha de Irán, Chapur Bajtiar.