Testigo contra Karadzic: «Ante la falta de agua, sólo podíamos beber nuestra orina»

Efe

INTERNACIONAL

Se reanuda el juicio contra el ex presidente serbobosnio con la declaración de Ahmet Zulic, testigo de una de las matanzas de bosnios musulmanes.

13 abr 2010 . Actualizado a las 23:05 h.

El ex prisionero bosnio musulmán Ahmet Zulic relató este martes en el juicio contra el antiguo líder serbobosnio Radovan Karadzic la limpieza étnica supuestamente llevada a cabo en Sanski Most (Bosnia) por las tropas serbias y la brutalidad de las condiciones del campo de detención al que fue trasladado.

«Ante la falta de agua, durante la detención sólo podíamos beber nuestra propia orina», narró Zulic, quien describió las condiciones «infrahumanas» a las que fue sometido durante su cautiverio.

Zulic explicó que vivió junto a decenas de otros detenidos en un pequeño garaje y relató las palizas que les propinaban.

«A veces un hombre nos sujetaba mientras otro nos golpeaba con un bate», según Zulic, quien aseguró que recibió una brutal paliza por negarse a santiguarse, como le había pedido un soldado.

«Cuando algún niño lo observaba, los serbios decían estar practicando kárate», apuntó.

Sin agua y hacinados en pequeños espacios, muchos prisioneros murieron por deshidratación, según el testimonio de Zulic.

«Algunos morían en mitad de la noche entre alaridos, en diez minutos que me parecían una eternidad, mientras que otros fallecían silenciosamente», agregó.

Zulic declara en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) como primer testigo en la fase de prueba del juicio a Karadzic por genocidio y crímenes contra la humanidad, reanudado hoy en La Haya.

Entre los episodios que explicó Zulic destaca haber sido testigo del asesinato de veinte hombres en 1992, a quienes los soldados serbios habrían obligado a cavar su propia fosa antes de morir.

Según el testimonio, hasta la llegada de la Cruz Roja Internacional a la zona no recibió tratamiento médico alguno para sus heridas y tan sólo él y dos prisioneros más fueron capaces de solicitar la ayuda, pues el resto se negó a hacerlo ante las amenazas del comandante del campo, que habría tratado de esconder los malos tratos.

Su testimonio también revela que las fuerzas serbias habrían atacado el asentamiento de Mahala, donde vivían alrededor de 500 familias -la mayoría de origen musulmán- y donde murió el suegro de Zulic.

El testigo también apuntó que fue obligado a firmar contra su consentimiento un documento por el que entregaba todas sus pertenencias.

Zulic ha colaborado anteriormente en juicios en La Haya contra otros presuntos criminales de guerra de la antigua Yugoslavia, como el ex presidente serbio Slobodan Milosevic.

A las puertas del tribunal se agolparon una docena de manifestantes que denunciaron que Serbia no entrega al TPIY al antiguo jefe militar serbobosnio Ratko Mladic, aunque, según ellos, conoce su paradero, con pancartas en las que se podía leer «Serbia is hiding Mladic» (Serbia esconde a Mladic).

Karadzic, que se declara inocente y se defiende a sí mismo, puede ser condenado a cadena perpetua si es declarado culpable de ser el «comandante supremo» de una campaña de limpieza étnica contra los musulmanes, tal y como le acusa el fiscal Alan Tieger.

Los pasados 1 y 2 de marzo, en sus alegatos iniciales, Karadzic tachó de «mito» la matanza de Srebrenica, donde murieron alrededor de 8.000 hombres y adolescentes tras la toma de este enclave mayoritariamente musulmán por las fuerzas serbobosnias en julio de 1995.