Las FARC confirman mediante un vídeo la muerte de Tirofijo

María Pérez-Pla

INTERNACIONAL

La jefatura del grupo ha sido asumida por «Alfonso Cano», el ideólogo político

26 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Con inmenso pesar informamos que nuestro comandante en jefe, Manuel Marulanda Vélez, murió el pasado 26 de marzo como consecuencia de un paro cardíaco, en brazos de su compañera, rodeado de su guardia personal y de todas las unidades que conformaban su seguridad, luego de una breve enfermedad». Timoleón Jiménez, alias Timochenko, y miembro del secretariado de las FARC, pronunció esta frase en un corto pero contundente discurso, donde aparece en la selva, junto a una bandera de Colombia rindiendo un sentido homenaje al hombre que los había liderado durante 44 años y al que llamó «guerrero invencible, líder invicto de mil batallas políticas y militares».

Las FARC decidieron, sorprendentemente, poner fin a la incertidumbre creada el pasado sábado por el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, que fue el primero en divulgar la noticia, aunque anunció que aún no la había confirmado. Horas después, el comandante del Estado Mayor Conjunto, general Moreno, conminaba a la guerrilla a confirmar o desmentir el deceso de su líder.

Casi a la misma hora que Timochenko aparecía en el canal televisivo Telesur, Juan Manuel Santos convocaba una rueda de prensa para presentar la prueba fehaciente de la muerte de Marulanda a través de una conversación interceptada el pasado sábado al guerrillero Cancharina, integrante de las FARC: «El viejo murió el 26 de marzo, eso es concreto, él murió de un paro cardíaco, eso hay que decírselo a la gente, en reemplazo de él queda el camarada Alfonso Cano».

Un hecho histórico

Santos confirmó que el deceso de Marulanda se produjo entre los departamentos de Meta y Huila, al sur de Bogotá, zona que durante años fue un auténtico bastión de las FARC y que ahora está cercada e incomunicada por el Ejército.

Marulanda era el único superviviente del alrededor de trescientos hombres que fundaron las FARC en 1964. Por tanto, su muerte no es solo un hecho histórico para Colombia, sino un punto de quiebra en la guerrilla más vieja del mundo que el Gobierno está utilizando con cierto aire triunfalista. «Por primera vez, el final de las FARC está a la vista», sentenció Santos para acto seguido confirmar la disposición del Gobierno a sentarse a negociar. «El presidente quiere la paz, si la guerrilla, con seriedad y con convicción quiere negociar la paz, el Gobierno esta más que dispuesto».

Timoleón Jiménez también confirmó que el puesto de Marulanda ha sido ocupado por Guillermo León Sáenz, alias, Alfonso Cano, ideólogo de las FARC que ha pasado los últimos veinte años como responsable de lo que se consideraba como el ala política de la organización guerrillera.

Este nombramiento ha suscitado el optimismo en voces de lado y lado frente a un posible y cercano proceso de paz. El ex presidente Andrés Pastrana, último en sentarse a negociar con el ya desaparecido Tirofijo en unas frustradas conversaciones que duraron tres años, declaró que la elección de Cano es una señal de que «la parte política ha triunfado sobre la militar». En la misma línea se pronunció Carlos Lozano, director del semanario comunista Voz, que mantiene cierta cercanía a las FARC: «Esperamos que gracias a su capacidad política, va a poner el acento en eso: en la solución política».

Sin embargo, estas voces de optimismo frente a una solución negociada parecen oscurecerse si se escucha con detenimiento el discurso pronunciado en el vídeo por Timochenko, donde el guerrillero afirma claramente: «Continuaremos nuestras tareas, sólidamente unidos y profundamente optimistas de salir avante pese a la adversidad. Proseguiremos sin descanso nuestra lucha hasta lograr el objetivo de la nueva Colombia, lo juramos ante la tumba de nuestro comandante».