Pekín «desata» a la doctora del sida

Andrea Rodés CORRESPONSAL | PEKÍN

INTERNACIONAL

El Gobierno chino permite a Gao Yaojie, quien desveló contagios del VIH en quirófanos, recoger un premio en EE.UU.

25 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

A Gao Yaojie le llaman «la doctora del sida». Tiene 80 años y el 14 de marzo estará en Washington para recibir un premio de Vital Voices. Presidida por Hillary Clinton, esa institución fue creada para apoyar a las mujeres involucradas en el desarrollo social de sus países. Gao ha sido premiada por su activa campaña contra el sida en China. Pero no pudo confirmar de inmediato su asistencia. El pasado día 1, cuando salió de su casa en Henan para tramitar su visado, le fue denegado. La doctora Gao se hizo conocida en los años 90 por denunciar el masivo contagio de sida en la provincia de Henan, debido a transfusiones de sangre contaminada, y la vinculación de autoridades locales con el tráfico de sangre ilegal. El Gobierno chino teme que activistas como ella estropeen la imagen de democratización y apertura que intenta consolidar. Pero la presión internacional logró el pasado día 20 que las autoridades le concedieran el permiso. «Estoy contenta de escuchar que nuestra petición al presidente Hu Jintao, para que la doctora Gao pueda viajar a Washington, haya sido aprobada», dijo Clinton. Según datos oficiales, en el 2005 en China vivían 650.000 afectados por la enfermedad. Ana R. Monegal, consultora del programa español del sida, asegura que «Pekín siempre ha mantenido un claro hermetismo en torno a sus políticas sanitarias», aunque «su postura ha mejorado en la última década». China ha permitido la entrada de entes especializados, sobre todo en las regiones del sur fronterizas con el Triángulo Dorado (Tailandia, Birmania y Laos), enclave de la producción de heroína. Allí el Ejecutivo ha intensificado las campañas de prevención de contagio y las educativas. La campaña de la ginecóloga Gao empezó en 1996, cuando la primera paciente afectada por el VIH acudió a su consulta. Al descubrir que había sido contagiada en una transfusión de sangre en una operación, se dio cuenta de que existía un banco de sangre infectado y que mucha gente de Henan podía estar en la misma situación. «Gasté 500 yuanes (50¿) de mi bolsillo -todo lo que tenía-», escribe Gao en su web, «para comprar material educativo de prevención, y lo repartí por Henan». La ignorancia de la población la sorprendió. «Había personas que asociaban la enfermedad con una actitud sexual promiscua», escribió. Un periodista chino publicó en 1999 que la principal causa de expansión del sida eran las transfusiones de sangre contaminada. Las autoridades de Henan, por miedo a verse implicadas en el escándalo, han prohibido a Gao mantener contacto con periodistas varias veces. Ella está acostumbrada a tener que cancelar sus citas internacionales. En el 2001 se le prohibió ir a Washington para recoger un premio de la ONU, y en el 2003, pese a ser nombrada «ciudadana china ejemplar» se le impidió ir a Filipinas.?«Afortunadamente, mantengo la mente clara, o el Gobierno me convencería para que contara historias falsas en su favor durante la cena», comentó Gao al enterarse de que podrá volar a Washington.