El apetito de países desarrollados

Agustín Bottinelli CORRESPONSAL | BUENOS AIRES

INTERNACIONAL

DANIEL GARCÍA

Análisis | El mercado latinoamericano Los países de Latinoamérica son bocado apetecible para Estados Unidos, la Unión Europea y China, tanto para proveerse de materias primas como para vender en ellos sus manufacturas

27 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La tan mentada globalización ha dispuesto un nuevo orden mundial en el que Estados Unidos y la Unión Europea avanzan sobre los países-disponibles, los llamados available countries por los economistas norteamericanos, en busca de socios proveedores de materia prima y mercados incipientes pero en crecimiento, para la colocación de sus manufacturas. La mayoría de estos territorios pertenecen a Latinoamérica y se han convertido en el objetivo de los intereses económico-políticos de los países desarrollados. El líder estadounidense George W. Bush insistirá durante su segunda presidencia en lograr que la mayoría de los Estados de la región suscriban el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), un tratado que supone la instalación de un mercado común controlado por Washington. Durante su reciente visita a Chile para la cumbre del Pacífico, Bush no quiso irse de América Latina sin dejar un mensaje de su estilo para Brasil, Argentina, y sus socios del Mercosur, considerados trabas para el Alca por sus gobiernos inclinados hacia la izquierda. Y lo hizo a través de su representante comercial, Robert Zoellick, quien les envió desde Chile una postal que decía: «O se unen o se van». Alianzas La intención de los norteamericanos es apoderarse de ese gran suministrador de materia prima antes de que lo haga la Unión Europea, que más inteligentemente busca alianzas a través de apoyar el Mercosur, el tratado de libre comercio que por ahora integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y que supone como futuros asociados a Chile y Bolivia. Los europeos quieren negociar con el bloque mientras que Bush pretende convencer o vencer a cada uno de los países, por esta razón saboteó, cada vez que pudo, una formación más sólida del mercado común latinoamericano. Durante el mandato del comisario europeo Pascal Lamy las negociaciones entre la UE y el Mercosur fueron de buenas a regulares. El propio Lamy antes de dar paso a su sucesor, Peter Mandelson, reconoció que «fue una verdadera desilusión no haber cerrado un acuerdo con el Mercosur, teniendo en cuenta todo lo que hemos invertido en esta prioridad bilateral. Confío en que pueda cerrarse rápido». Ventajas El ministro de Exteriores argentino, Rafael Bielsa, señaló que el Mercosur no llegó a un acuerdo con la UE en octubre pasado «por la sencilla razón de que no podemos explicar a la población cuáles son las ventajas». Añadió que «en cambio, sí firmamos un acuerdo con China porque podemos mostrar un hecho concreto: la posibilidad de aumentar en cinco años las exportaciones (a ese país) en 4.000 millones de dólares». La cuestión es que después de varios meses de frías relaciones y del fracaso del encuentro ministerial de Lisboa, los próximos 2 y 3 de diciembre, ambos bloques se reunirán en Brasil para avanzar en la creación de una zona de libre comercio birregional. El tercero en discordia es China. El más grande de los tigres asiáticos avanzó en las últimas semanas con promesas de fuertes inversiones en América Latina. Y a su lado lo hicieron Corea y Vietnam. Todos pidieron que se los reconociera como economía de mercado, aunque en verdad son economías de transición, pero sólo China lo consiguió. Esto generó un verdadero temor entre los industriales de Argentina y Brasil, que acordaron pedir a sus gobiernos que negocien instrumentos conjuntos de protección frente a China, donde se incluyen cupos al comercio y cláusulas de salvaguarda. Latinoamérica se ha convertido en la nueva joya de la corona a la que todos quieren poseer.