Papá, quiero ser español

MERCEDES LODEIRO PAZ

INTERNACIONAL

Miles de exiliados se unen en Internet para reclamar la nacionalidad

16 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Alvar Acevedo, presidente de Morados, -entidad mexicana que en un mes ha conseguido 40.000 adhesiones y cuyo nombre alude al color de la bandera republicana que simboliza justicia y libertad- cree que España debe «resarcir la deuda» con quienes se vieron obligados a abandonarla, mediante el reconocimiento de sus descendientes. Han pedido al Congreso la modificación del Código Civil para que «los hijos y nietos de español de origen, sin limitación de edad o lugar de nacimiento, puedan acceder a la nacionalidad española». El 6 de febrero, el Parlamento aprobó una proposición de ley para reformar el Código Civil y facilitar el acceso a la nacionalidad a hijos de española. De momento, sólo los varones tienen ese lujo de transmitirla. Acevedo entiende que la ley deja desamparados a los descendientes de españoles que tuvieron que adquirir el pasaporte de países que no admiten doble nacionalidad, como México. En los países adoptivos se sienten huéspedes. Reconocen a España como suya y quieren que ésta los reconozca a ellos. «Nacimos sintiéndonos españoles, fuimos educados como tales y duele un poco que de repente España te diga que no eres español», dice Acevedo. En su caso particular, sus abuelos, padres y hermanos son españoles. Sin embargo, a él le han denegado la residencia en tres ocasiones. Cuando toda la familia regularizó la situación, era mayor de edad y tuvo que tramitar su solicitud de residencia como si fuese un extranjero. Así pues, además del sexo, los años de una persona son más determinantes que la ascendencia en sí. Como su caso, hay muchos. Demasiados. Rafael Chávez es hijo de refugiados que quiere «recuperar la nacionalidad arrancada a mis padres por la guerra». Su madre, Encarnación Fulloa, era una dirigente comunista que llegó a México en 1939 y se cambió el apellido por el de Marín por temor a ser perseguida por los falangistas. Tras la muerte de Franco, se negó a regresar porque «no creía que debía ser amnistiada por nada». El nieto de Encarnación trabaja en España como un extranjero. Para Alejandro Pérez, director del Colegio Madrid, fundado por republicanos exiliados en México, ser español es sólo cuestión de «justicia».