Giuliani renace en las ruinas

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El controvertido alcalde de Nueva York se identificó con la tristeza de la población y mantuvo la serenidad para dar ánimos

17 sep 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

El alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, se ha ganado la admiración de sus conciudadanos pero también la del resto de mundo. Desde el momento de la tragedia de las Torres Gemelas permaneció en el centro del caos, del que lo tuvieron que retirar para volver al día siguiente con una máscara quirúrgica. Y desde un principio aseguró ayuda práctica, se identificó con la desdicha de la población y mantuvo la serenidad para sembrar esperanza. El mismo día de la tragedia, el 11 de septiembre, se celebraban elecciones primarias entre republicanos y demócratas para sustituir a Giuliani, quien durante ocho años ocupó la alcaldía de una de las ciudades más importantes del mundo. La ley no permite un tercer período, pero seguro que de concurrir hubiera aumentado sus votos. Ciudad segura Además, Rudolph Giuliani, de 57 años, nacido en una familia obrera, había logrado que el FBI calificase Nueva York como la ciudad grande más segura de EE UU. Luchó por llevar ante los tribunales a narcotraficantes, mafiosos y criminales de guante blanco, y logró reducir el crimen a la mitad y la incidencia de los asesinatos en un 70%. Otro de sus logros es la disminución del paro. Entre otras cosas, en su debe están las escuelas públicas y la falta de vivienda para los necesitados. También se le reprocha ser un tanto despiadado e intolerante con aquellos que le hacen sombra política. El mismo jefe de la Policía, William Bratton, fue reemplazado cuando brilló por sí mismo y se le percibía como un posible rival. No era querido por todos pero sí respetado. También tuvo sus líos en los tribunales cuando se separó de su segunda esposa y un juez no le permitió la visita de su novia mientras aquella y sus hijos viviesen en la residencia oficial. Ahora vive en un apartamento con dos homosexuales. Lo cierto es que es bastante liberal en ciertos planteamientos de homosexualidad, aborto e inmigración. Enfermo de cáncer El año pasado se ganó la admiración y compasión del público al anunciar que sufre cáncer de próstata, pero hasta diciembre dura su mandato y ahí está. Después de ese golpe personal le vino el colectivo pero él animó a los ciudadanos a «superar la ira y el odio para recuperarse de esta tragedia». Conjugó su imagen informal con visera entre los escombros y el traje en las ruedas de prensa; la desolación interior con el ánimo exterior. El domingo, hizo de padrino en una boda y llevó a una novia al altar y ayer fue también protagonista en Wall Street. Antes había dicho: «Le pido a todos a que vengan a Nueva York, visiten los restaurantes, los teatros, los estadios. Vengan a gastar su dinero... demuestren a los terroristas que no nos pueden parar». Su salud ha pasado a un segundo plano.