
La curiosidad por conocer la altura de esta montaña llevó a Horace-Bénédict de Saussure a proponer un reto que lograron por primera vez Jacques Balmat y Michel Gabriel Paccard
08 ago 2015 . Actualizado a las 15:48 h.Hasta el siglo XVIII las grandes montañas del mundo eran poco más que elementos de la naturaleza inexpugnables al ser humano o escenarios donde las hadas y los seres mitológicos campaban a sus anchas según las historias populares. Pero en 1760 con Horace-Bénédict de Saussure todo cambió. Su interés por la botánica y la geología lo llevó a viajar hasta los Alpes, a la región de Chamonix, y allí maravillado por la magnitud y belleza del Mont Blanc se fijó el objetivo de conocer su altura y para conseguirlo ofreció una recompensa al primero que encontrase un camino para llegar a la cima. El planteamiento de este reto supone el desencadenante del primer ascenso al Mont Blanc y el germen para el nacimiento del alpinismo moderno.
Veinte táleros (antigua moneda de plata alemana) fue la recompensa que prometió Saussure a quien lograse ascender por primera vez al Mont Blanc animó a muchos habitantes de la zona a sumarse a la aventura, pero tuvieron que pasar más de veinte años para que alguien consiguiese alcanzar la cima por primera vez.
El 8 de agosto de 1786 el cristalero Jacques Balmat y el doctor Michel Gabriel Paccard hicieron historia al lograr el primer ascenso al Mont Blanc. El hito pasó a formar parte de la historia del alpinismo, pero su consecución estuvo llena de complicaciones que pudieron terminar en tragedia.
Tras crear un refugio improvisado a unos 2.400 metros de altura, Balmat y Paccard cogieron algunas provisiones, un termómetro, una brújula, un barómetro y una especie de piolet y comenzaron el ascenso. Los aventureros se cayeron hasta en cuatro ocasiones en las grietas del glaciar de Jonction, y a pesar de no contar con la ayuda de cuerdas o escaleras consiguieron salir. Balmat estuvo a punto de rendirse por el agotamiento que experimentó al atravesar el glaciar Grand Plateau, pero la insistencia del doctor Paccard le hizo seguir adelante y tratar de ascender por primera vez al Mont Blanc. Los últimos 350 metros hasta la cima resultaron una odisea hasta el punto de que Paccard tuvo que tallar unas escaleras en el hielo para hacer frente a los 40 grados de desnivel a los que deberían enfrentarse. En la tarde del 8 de agosto de 1786 coronaron la cima y culminaron el primer ascenso al Mont Blanc.

Balmat y Paccard permanecieron durante media hora en lo más alto de la montaña para que el doctor pudiera comprobar la acción de la presión atmosférica con el barómetro de Torricelli, confirmando así la teoría de Blaise Pascal sobre la reducción de la presión cuando se aumenta la altitud. Comenzaron a descender antes de la puesta del sol y la luz de la luna les ayudó a llegar hasta el refugio, y aunque el frío les congeló temporalmente sus manos, ambos llegaron al día siguiente a Chamoix sanos y salvos.
Un año después del primer ascenso al Mont Blanc fue el propio Horace-Bénédict Saussure junto con Balmat y un grupo de dieciocho personas (casi todos portadores de equipos científicos) los siguientes en alcanzar la cima de la montaña. Una vez en lo más alto, Saussure efectuó una serie de mediciones que sirvieron como aproximación sobre la altitud del Mont Blanc, el objetivo que se había marcado desde su llegada a Chamonix. Esa fue la primera de varias ascensiones para estudiar la geología, la botánica o la cistalografía de los Alpes.
Los primeros pero no los últimos
El ascenso al Mont Blanc de Paccard y Balmat fue el primero de muchos. Después de su consecución llegaron a Chamonix montañeros provenientes de todas partes del mundo para tratar de emular la aventura y aún en la actualidad son miles los que buscan alcanzar la cima más alta de Europa (4.810 metros), una cima que se ha convertido en icono del alpinismo europeo y mundial.
Según recoge la Wikipedia, la primera mujer que ascendió a la cumbre del Mont Blanc fue Marie Paradis, el 14 de julio de 1808, acompañada de Balmat. Tras ella le llegó el turno a la alpinista y periodista Henriette d'Angeville, el 4 de septiembre de 1838.
Felice Giordano es otro nombre que se une a los de Balmat y Paccard en relación con esta montaña. Este geólogo italiano realizó la primera ascensión al Mont Blanc el 6 de agosto del 1864 por la parte más abrupta de la montaña, la de la vertiente italiana. Y Quinto de Sella hizo cumpre por este mismo lado, pero en invierno, el 5 de enero de 1888. Achille Ratti dió a conocer la ciudad de Courmayeur al trazar en 1890 la vía de la vertiente italiana, que parte desde esa localidad.
La montaña maldita
Pero esta montaña también ha sido protagonista de buena parte de los episodios negros del alpinismo. A lo largo de la historia, la muerte visitó inesperadamente a un buen número de escaladores que buscaban con ansia coronar la cima del Mont Blanc. El número de fallecidos en el intento de llegar a la cumbre hizo que una de sus vías de acceso más populares fuera conocida como el «Monte Maldito». En 2012, 9 personas fallecieron en su tránsito por esa vía debido a una avalancha de nieve. Entre las víctimas se encontraban dos españoles.
Pero las tragedias en el macizo estrella de los Alpes también han tenido a españoles como protagonistas en más ocasiones. En junio del 2000, otros tres montañeros perdieron la vida en el macizo tras caer desde una altura de 800 metros. Tres años antes, en 1997, cuatro andaluces se precipitaron al vacio justo cuando estaban a punto de coronar el monte por su vertiente italiana y el 26 de Julio de 1995 eran tres jóvenes madrileños los que se veían sorprendidos por una avalancha de quince toneladas de hielo que los sepultó en el monte para siempre.
El Mont Blanc es una de las montañas más concurridas de todo el mundo, cada verano intentan coronar la cima unos 20.000 alpinistas. Cada año mueren una media de 40 personas en esta ascensión maldita de los Alpes Franceses.