Desde el duelo del 2018, los vascos ganaron una Copa y se clasificaron tres veces para Europa mientras los vigueses sufrían
23 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Celta y Real Sociedad se enfrentaron por última vez en la Copa del Rey el 5 de diciembre del 2018 en Anoeta. De la formación de aquel partido, que finalizó con 2-0 para los donostiarras, continúan en el conjunto vasco cinco jugadores: Le Normand, Oyarzabal, Elustondo, Merino y Zubeldia. En los celestes, Kevin Vázquez y Fran Beltrán jugaron de inicio y Iago Aspas tuvo minutos en la segunda mitad. Brais Méndez estaba entonces sentado en el banquillo celeste y hoy es probable que salga en el once visitante.
Por aquel entonces, la Real ya era un conjunto que estaba un paso por delante del Celta, una cuestión que se fue acentuando a lo largo de estos seis años. En este tiempo, los txuri-urdin ganaron una Copa del Rey, se clasificaron una vez para la Champions y dos para la Europa League, mientras que los vigueses vivieron con el agua al cuello en tres de las seis liga disputadas y coleccionaron reveses coperos a las primeras de cambio.
Ambos datos solo refrendan una realidad que ha sacado a colación Rafa Benítez en los últimos tiempos: la continuidad de un proyecto y los automatismo en el juego. «Todos sabemos que la Real es un equipo muy fuerte y hemos comprobado que, además, sus jugadores que no juegan habitualmente también lo son. Siempre hablamos de equipos que llevan tiempo trabajando de la misma manera, años con la misma dinámica de trabajo y forma de jugar, y eso es una ventaja. Hemos visto todo eso, un equipo con las características con que juegan en Europa», comentó el técnico del Celta tomando como referencia el partido de liga del sábado, donde los de Imanol Alguacil sacaron a relucir todas las virtudes de la fábrica de Zubieta.
A lo largo de su carrera, Benítez ha sido un entrenador de método, para el que los automatismos del juego son algo primordial, algo que todavía no ha podido desarrollar por completo en Vigo, con la complicación añadida de las dudas que pueden surgir por la situación clasificatoria en la liga. «Los equipos anárquicos solo funcionan con mucha calidad o talento. Si no, te puede salir alguna vez, pero a la larga no terminas ganando. Por suerte, he entrenado equipos de muchos nivel y en ellos hay 3-4 futbolistas con más libertad, otros con orden se lo permiten a esos. Los automatismos ayudan y el talento termina marcando la diferencia. He visto partidos de la Real en Europa contra equipos de mucho talento y han sido superiores por ese talento y esos automatismos».
La Real Sociedad hace mucho tiempo que es el ejemplo a seguir para el Celta, tanto en el campo como fuera, aunque los resultados deportivos de unos y otros únicamente han agrandado una brecha que comenzó a abrirse la década pasada. Los dos pasaron por el salvavidas del proceso concursal, purgaron sus penas en Segunda y se asentaron en la élite, aunque de un modo muy diferente.
Ahora, Benítez quiere construir un proyecto de larga duración en el Celta, con continuidad en las plantillas, al margen de los retoques necesarios de cada año, y con un método de juego asentado que posibilite que entren cuatro jugadores del filial de refresco sin que el juego se resienta, como le sucedió a la Real en la contienda del fin de semana.
Ese sería el camino más recto para conseguir unos automatismos de los que carece el Celta en estos momentos después de tantos cambios de entrenador en los últimos años. Es cuestión de tiempo y el técnico celeste asegura que no existe un período tipo para conseguirlo. «Hay jugadores que cogen los conceptos en tres meses, en seis o en un año. Se trabaja mejor cuando no estás bajo la presión de los resultados, de si me meto abajo. Se trabaja mucho más fácilmente. Lo vemos en los equipos que están cerca de Europa: todo el mundo suma, está motivado, nadie se lamenta de nada». A él le toca remar en el lado contrario, en la orilla en donde la clasificación aprieta cada semana, lo que dificulta un aprendizaje necesario.