Los vigueses firman un pésimo partido ante el Getafe y la derrota condena al entrenador a ser relevado

LA VOZ

El Celta está literalmente muerto. Sin rumbo, sin juego, sin ideas y casi sin ocasiones. Y con nulo instinto competitivo. La combinación perfecta para pensar que a principios de noviembre no es Europa una quimera, sino incluso la salvación. Frente al Getafe encadenó su tercera derrota consecutiva de la semana sin ofrecer ni una pizca de fútbol, situaciones finalmente han costado el puesto a Escribá frente a un equipo que tiene nueve puntos tras 12 partidos y que habitará por segunda jornada consecutiva en el descenso. Los azulones impusieron un plan de partido que todos conocían y les bastó para ganar por primera en Balaídos. Presión alta, un robo, un gol y a dejar pasar los minutos ante un equipo que se ha convertido en el fiel reflejo de la impotencia.

Los brotes verdes que el Celta había evidenciado, pese a las derrotas, en los dos partidos anteriores, quedaron en el olvido en el primer tiempo ante el Getafe, un equipo tan previsible como incómodo, que vive de la presión alta y de la verticalidad. En teoría Escribá tenía un plan para salvar el puesto y revivir al conjunto gallego, pero la única noticia positiva de todo el primer tiempo fue un tiro desde fuera del área de Lobotka que desvió David Soria.

El Getafe enseguida entendió que con la presión en campo acabaría haciendo estragos y acertó porque después de un par de robos infructuosos, Aidoo no controló bien un balón sin aparente peligro (fruto de una falta a favor sacada hacia campo propio) que acabó en los pies de Kenedy, con Hugo Mallo 15 metros por detrás y el equipo descolocado. El brasileño aceleró, Aidoo dobló el error y no le salió al cruce y todo el tiempo del mundo armó un tiro cruzado imposible para Rubén.

El 0-1 dejó en la lona a un Celta que aunque sin ocasiones había intentado combinar con continuas llegadas de Iago Aspas al medio campo aprovechando que el Toro Fernández ejercía de nueve al uso. La cosa no cambió mucho en la reanudación. El Celta tuvo más balón y vivió de un modo permanente en campo contrario, pero apenas superó el muro que el Getafe construyó delante del área del David Soria. Tan solo Brais, y en pequeñas dosis fue capaz de intuir alguna grieta y de dar esperanzas a un celtismo cada vez más hastiado. El mosense buscó a Iago Aspas con un balón colgado como primer aviso, aunque sin resolución.

La última media hora fue un canto a la desesperación. Escribá sentado en el banquillo, con el ceño fruncido y asumiendo su destino, pero al mismo tiempo buscando soluciones a la desesperada. Sacó a Denis, en su línea descendente de los últimos tiempos, a la hora de partido y terminó jugando con tres centrales y otros tantos delanteros centros (Toro, Iago e Iker Losada) pero no el problema del Celta no es de número de rematadores, sino de fútbol. Tanto, que aún en un partido con tintes dramáticos solo fue capaz de tirar un tiro a puerta en todo el segundo tiempo. Brais desde la frontal y muy fácil para David Soria. Una miseria.

La situación deja a Escribá en una situación más que delicada, pero el problema del Celta no se arreglará solo con el cambio de entrenador. Es mucho más profundo y más grave. Un año para echarse a temblar.

Ficha técnica:

0. Celta: Rubén; Hugo Mallo, Araujo, Aidoo (Losada, min. 80), Olaza; Lobotka (Pape Cheikh, min. 74), Beltrán; Brais Méndez, Denis Suárez (Sisto, min. 64), Iago Aspas; Gabriel Fernández

1. Getafe: David Soria; Nyom, Djene, Etxeita, Cucurella; Portillo, Arambarri, Timor, Kenedy (Olivera, min. 68); Enric Gallego (Ángel, min. 53), Jorge Molina (Maksimovic, min. 82)

Gol: 0-1 Kenedey, min. 36

Árbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a Araujo, Aidoo y Pape Cheikh por parte del Celta; a Timor, Arambari y Etxeita por parte del Getafe

Incidencias: partido correspondiente a la decimosegunda jornada de la Liga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 14.704 espectadores.