Europa comienza a ser una utopía

x.r. castro VIGO

GRADA DE RÍO

Un Celta pésimo durante una hora de juego falló sus ocasiones y no pasó del empate ante el colista

18 mar 2018 . Actualizado a las 21:30 h.

Europa cada vez está más lejos para el Celta. Por resultados, porque el empate sin goles ante el colista Málaga, al que no le han ganado ninguno de los dos partidos esta temporada, es un duro vaparalo para las aspiraciones del club, pero sobre todo por juego. Los de Unzué no comparecieron durante una hora en Balaídos, en la que fueron superados por un equipo que tiene casi los dos pies en Segunda, y cuando cambiaron el ritmo del partido y comenzaron a coleccionar ocasiones llegaron fallos impensables en una equipo que tenía en su definición letal su principal aval. Hasta Iago falló a puerta vacía y Maxi Gómez no acertó con un cabezazo con todo a favor.

Un desastre que llevó a la afición a despedir a Unzué con pitos. La primera plantilla del Celta apenas estuvo en la fiesta de inaguración de la nueva sede del club, pero la resaca le afectó. Los célticos, con las novedades de Sergio en la portería (Rubén se lesionó en el calentamiento), Brais Méndez y Pione Sisto, salieron andando, jugando en horizontal en la línea defensiva ante un rival que presionaba alto, que era mucho más intenso y que buscaba la portería rival.

De los vigueses, lentos y sin cambios de ritmo, no hubo noticias en ataque hasta una contra de Pione Sisto que no cogió portería. Porque, en realidad, el conjunto vigués no divisó los tres palos del colista hasta pasada la hora de juego cuando un preciso balón filtrado del Tucu acabó con un pase demaisado flojo de Maxi cuando Aspas estaba dentro del área pequeña para rematar a placer.

Ese fue el primer momento en el que el Celta cambió de marcha y se animó a correr. Entonces el partido se partió, el Málaga dio un paso atrás y sobre todo, ya no estaba fresco para un duelo de ida y vuelta.

El gran problema entonces era el tiempo, que volaba en el electrónico de Balaídos. Contrarreloj, el Celta decidió jugar un partido de media hora, y en ese tramo sí que dejó constancia de las diferencias que le separan del Málaga, pero alcanzado ese momento le faltó el acierto que le acompañó muchas tardes. Un cambio de ritmo de Aspas y remate posterior se encontró con la mano de Roberto, un salto con remate de cabeza de Maxi Gómez en una posición muy cercana acabó en las manos del portero sin que tuviera que moverse. Aunque la ocasión más clamorosa la envió fuera Iago Aspas, que libre de marca en el primer palo no aprovechó un buen pase de Maxi Gómez.

La pólvora se le acabó al Celta antes del minuto 90 y del descalabro todavía pudo ser mayor, porque en pleno tiempo de descuento Lestienne estrelló el balón en el poste en la última contra del equipo malagueño.

El empate sin goles ante el colista, que este domingo cortó en Balaídos una serie de siete partidos perdiendo de un modo consecutivo, sabe a derrota para el Celta, que ve como poco a poco se aleja el tren de Europa y está en serio riesgo de quedarse en tierra de nadie a principios de abril. San Mamés, ante un equipo casi de vacaciones, sería la próxima estanción. Puede que la última para no desengancharse definitivamente.