Eusebio, el punto de partida del Celta

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

La apuesta por la cantera y el juego combinativo marcaron el paso por Vigo del hoy técnico de la Real

08 mar 2016 . Actualizado a las 12:29 h.

Eusebio Sacristán regresa a Vigo como entrenador rival. Con el pucelano comenzó todo. Suyo es el trazo grueso del Celta actual. Por su apuesta por la cantera en un momento muy delicado y por su gusto por el juego combinativo después de una época negra con Pepe Murcia y compañía dando bandazos.

El Eusebio entrenador llegó al Celta siete años atrás, el 2 de marzo del 2009, y estuvo ligado a la entidad celeste durante temporada y media. Primero evitando el descenso a Segunda B, en el famoso partido de los dos goles de Aspas al Alavés, y al curso siguiente llevando al conjunto vigués a cuartos de final de la Copa del Rey (siendo un Segunda División). Durante este trecho debutaron jugadores que después fueron clave para el regreso a Primera: Álex López, Hugo Mallo, Toni Rodríguez, Yoel Rodríguez y Andrés Túñez, y otros como Víctor Vázquez, Churre, Oriol Riera y Mateo, que se han hecho un hueco en el mundo del fútbol.

Algunos de ellos, lo recuerdan como un maestro. Una persona clave para aprender y acceder al fútbol profesional. Entre ellos Iago Aspas, que había debutado con Alejandro Menéndez un año antes en el primer equipo en Salamanca, pero que volvió para quedarse con Use. «Para mí fue como un profesor porque me enseñó muchas cosas -recordó-. Fue uno de los primeros que me puso como delantero y luego me dio la oportunidad de debutar ante mi afición». Fue en el famoso partido ante el Alavés. «Él subió a muchos jugadores de la cantera en un momento difícil económicamente para el club. Con él se dio un paso adelante, su llegada fue una gran elección», concluye el moañés.

En el equipo vitoriano juega ahora uno de los hijos pródigos de aquel Celta, Dani Abalo: «Para mí fue una persona muy importante. Era mi segunda temporada en el primer equipo y me dio mucha confianza. Con él aprendí mucho, entrenando y jugando». El arousano fue un fijo en el once como extremo derecho durante su estancia.

Con Hugo Mallo y Toni apostó fuerte. Con el de Marín, hasta el punto de hacerlo subir sin pasar por el juvenil. Con Toni, dándole protagonismo en Segunda aunque el primer año alternase con el filial. «Tenía 19 años y desde que llegué a Melgaço me dio su confianza. Jugué muchos partidos, aprendí mucho. Apostó mucho por la cantera y me dio la oportunidad de ser profesional». El hoy jugador del Leganés se queda con un recuerdo imborrable de la Copa del Rey y matiza que aquel equipo imberbe fue la base para el que tres años después dio el salto de nuevo a la Primera División.

Pero Eusebio no fue únicamente el entrenador de las oportunidades, sino también el punto de partida de una apuesta por el juego combinativo. El punto de partida de una proyecto que más tarde moldearon Herrera, Luis Enrique y Berizzo. Use fue el primero en bajar el balón y atacar. «Su filosofía de juego todavía perdura. Con él apostamos por el juego combinativo y por la posesión, que son aspectos que hoy forman parte de la manera de jugar del Celta», dice Toni. El gran problema, en aquel tiempo, es que los jugadores estaban en construcción y la posesión carecía de finalización. Joselu, entonces recién salido de juveniles, era la referencia ofensiva.

Dani Abalo comparte la idea de Toni: «Cada entrenador tiene su estilo, pero su contribución fue importante para la manera de jugar que tiene el Celta. Con Eusebio siempre se primó el gusto por el balón». El arousano cree que esa idea de juego ha ido creciendo hasta nuestros días: «Se mantiene la misma idea, pero el Celta ha crecido mucho en los últimos años». Tanto, que frente al primer entrenador del cambio de tendencia se juega un pedazo importante de sus opciones para volver a Europa. Algo que recuerda Aspas, uno de los contados supervivientes celestes de aquella época: «Aunque en el fútbol nunca se sabe, ganar podría significar eliminar a un rival directo». De paso, curarse las heridas que todavía perduran el partido del Bernabéu. Con Sacristán en el banquillo visitante.