Un millar de atletas se dieron cita en la segunda edición de la prueba organizada por la Fundación Celta
09 dic 2015 . Actualizado a las 13:50 h.Por segundo año consecutivo, el 8 de diciembre volvió a ser la fecha escogida para que Balaídos cambiara fútbol por atletismo, pero respetando su color irrenunciable. La Invasión Celeste, organizada por la Fundación Celta, tomó ayer el municipal vigués de la mano de unos 1.500 corredores de todas las edades que disfrutaron de una experiencia que para muchos ya no era nueva, pero que no por ello había perdido encanto: cruzar la meta en el interior del estadio vigués.
La Invasión generó un gran interés desde primera hora de la mañana. Más de uno buscaba con prisa la puerta 19 por aquello de que «el año pasado no se entraba por ahí» -las obras de Preferencia obligaron a situar la llegada en Río- y también se oían consejos: «Mejor que te guardes fuerzas para el final, que si empiezas fuerte llegas desfondado».
Porque los padres que presenciaban las aventuras de sus hijos al tiempo que se preparaban para correr en la carrera absoluta no eran excepción. «Lucas quiere imitar a papá, porque él ya corrió, pero de momento no se da mucha cuenta de qué va esto», comentaba Sandra sobre su hijo de tres años, que jugueteaba feliz con su medalla mientras esperaba a ver en acción a su padre, Pablo Hermida. Como él, muchos pequeños ejercían de espectadores tras haber corrido. «Ahora a aplaudir a los niños pequeños, que tú ya eres una niña mayor», indicaba una madre.
Ese caso era también el de Xurxo, de 6 años, que tras completar su prueba aplaudía a sus hermanos Xoán y Xabier. «No estaba nada nervioso porque ya vine el año pasado», comentaba orgulloso. No lo confirmaba del todo su padre, Francisco Otero, dispuesto también a participar en la absoluta después. «Algo nerviosos estaban los tres. Y nosotros, porque eso de dejarlos ahí solos te da cosa. Pero verles correr dándolo todo es especial», relataba.
No cesaban las fotos, los vídeos, los aplausos -incluso con más fuerza para los rezagados- y, sobre todo, la satisfacción de los padres y abuelos. En familia estaba también Fátima Blanco, de seis años, que había visto a sus primos correr en la primera edición y quiso seguir sus pasos. «El año pasado lo vio desde fuera y se quedó con ganas. Está muy contenta», decía su madre mientras ella reponía fuerzas.
En categoría absoluta se impusieron Ester Navarrete, que revalidaba victoria, y Gonzalo Basconcelo, que en el 2014 había sido cuarto. Antes o después que ellos, y mientras sonaban los temas clásicos de Balaídos y con el presidente Mouriño como testigo, fueron cruzando la meta durante toda la mañana los corredores de las diferentes categorías hasta completar una nueva invasión (celeste).