Que nadie diga que fue un sueño

Diego Pérez Fernández
Diego Pérez CONTRAPUNTO

GRADA DE RÍO

24 sep 2015 . Actualizado a las 18:29 h.

No siempre el dinero mueve el mundo. De ser así, el Celta-Barcelona que se disputó anoche en Balaídos habría acabado con el resultado de 1-17. Porque esa es la proporción que separa el presupuesto para esta temporada del club catalán (más de 600 millones de euros) del que maneja el equipo vigués (menos de 35). Pero, afortunadamente para la salud de este deporte tan descompensado, a veces gana el mejor. Y el Celta ganó al todopoderoso Barcelona por un rotundo, ilusionante y emocionante 4-1.

Que nadie se atreva a decir que lo de anoche fue un sueño. Fue pura realidad. El Celtiña barrió al Barça porque su juego fue inmensamente más rico. Nolito y Iago Aspas pusieron todo lo que hay que poner encima de la mesa. No les importó la distancia que separa sus fichas de las de Messi y Neymar. Ellos y sus compañeros salieron al césped no tanto a pelear como a jugar. A jugar de tú a tú, con su talento compitiendo contra el enorme talento del adversario, pero olvidándose de la chequera. Ese es el hermoso mensaje que están transmitiendo los celestes a todo el mundo en el arranque de esta Liga: es posible jugar bien al fútbol y obtener una recompensa por ello. Y hacerlo como lo ha hecho contra el Barcelona es definitivo. Estamos ante un proyecto que no invita a soñar, como dice el tópico, sino que invita directamente a disfrutar.

No hay más. El Celta está siendo un regalo para cualquier aficionado independientemente del lugar que ocupe en la tabla. Para sus seguidores, además de un regalo, está siendo un verdadero orgullo porque tiene un inmenso valor añadido. Un valor que creíamos olvidado y que no es de los que se consiguen a golpe de talonario. Porque, más veces de las que podríamos pensar, el dinero no mueve el mundo.