De estrella celeste a vivir de la beneficencia

vigo / la voz

GRADA DE RÍO

El exfutbolista del Celta Jorge Cadete probó las mieles del éxito, pero en el presente se ha visto relegado a depender de las ayudas sociales portuguesas y a retomar los estudios

27 ene 2014 . Actualizado a las 11:41 h.

Probó las mieles del éxito. Las ovaciones, la entrega del público, los autógrafos y las cuentas llenas de millones. Pero eso es pasado, y el presente de Jorge Cadete (Mozambique, 1968) se escribe con la palabra dificultad por delante. Tras vestir durante años las camisetas de grandes equipos europeos, ahora se ha visto relegado a depender de las ayudas sociales portuguesas y a retomar los estudios en busca de un futuro más alentador que su presente.

Jorge Cadete, delantero que defendió la camiseta del Celta durante las temporadas 97/98 y 98/99 brilló en el ataque del Sporting durante años. Tenía el fútbol en las piernas, y se convirtió en un referente en el conjunto lisboeta hasta que Carlos Queiroz pisó el banquillo. Su falta de protagonismo le llevó a firmar por un Celtic de Glasgow en el que -en 1996- sus honorarios eran acordes con su rendimiento, y desorbitados para el común de los mortales. Su éxito en su aventura escocesa le abrió las puertas del Celta, y en Vigo desgranó su fútbol durante dos años y ocho goles.

Su etapa española tocaba a su fin y decidió que era tiempo de regresar a casa. El Benfica le incorporó, y esto le cerró automáticamente la puerta del Sporting, en el que había dado lo mejor de su juego.

Malas inversiones

Como el fútbol es efímero, y su retirada estaba próxima, Cadete decidió realizar inversiones al margen del balompié. Confió en gente de su entorno que no estuvo a la altura, y «perdí todo lo que invertí, cerca de un millón de euros», afirmaba el exfutbolista a la prensa portuguesa. Ahí comenzaba el calvario del jugador, que en los últimos años ha visto cómo se enfrentaba a la ruina y se veía obligado a recurrir a las ayudas del gobierno portugués para salir adelante. Comercial de productos químicos o relaciones públicas de una discoteca han sido los empleos en los que el exfutbolista se ha movido en los últimos años, según recogen los medios de su país. Un trago amargo para quien tuvo la gloria en sus manos y las cuentas llenas, pero un paso más para quién no ha dudado en echar mano de los libros para empezar de nuevo. Toca forjarse otro futuro.