La mejor versión del capitán celeste florece de nuevo en su reencuentro con la élite

l. g. c. vigo / la voz

GRADA DE RÍO

05 jun 2013 . Actualizado a las 11:30 h.

Como si los años difíciles no existieran. Como si las lesiones fueran un paréntesis mal dado que se llevó el viento. Borja Oubiña se reencontró con la Primera División el pasado agosto casi media docena de años después, pero sin acusar lo más mínimo en sus botas el paso del tiempo. El mejor Oubiña ha florecido de nuevo en la élite hasta convertirse en la piedra angular de la línea de creación del Celta.

Su calidad y su criterio han dado oxígeno al centro del campo vigués desde la primera jornada hasta la última, y, en su caso, a la calidad se suma la cantidad. El capitán ha sido el «jugón» del equipo. Se ha dejado la piel en los campos durante 3.232 minutos este curso, convirtiéndose en el futbolista celeste más utilizado por el cuerpo técnico. Tanto con Paco Herrera como con Abel Resino, su presencia en el once resultaba incuestionable. Titular en 36 partidos y una única vez sustituido, Oubiña prefiere sin embargo restar valor a su papel. «A nivel individual valoro mi temporada como la del equipo: estoy contento. A nivel de minutos sí que he jugado mucho, pero luego depende todo de cómo vaya a nivel colectivo», asegura. «Cuando el equipo compite y trabaja bien, pues te vas contento para casa, y si no lo hace, pues algo de culpa has tenido».

El amo del medio campo

Álex López, Natxo Insa, Cristian Bustos o Levy Madinda han sido en algún momento de la temporada ocupantes de la línea vertebral de un Celta en donde solo Borja Oubiña ha sido inamovible. Con 1.723 pases nacidos en sus botas, el fútbol celeste ha bailado al ritmo que marcaba su capitán. Su plan específico de entrenamientos, con sesiones de descarga habituales, le han permitido llegar al final del campeonato con la frescura que exigía lo que estaba en juego.

La veteranía y su experiencia en Primera también han sido clave en un vestuario en el que abundaban los novatos en la élite y que ha tenido que crecer a pasos agigantados y con el viento en contra. Ha puesto criterio en el vestuario y fuera de él, y en los momentos más complicados ha sido una de las voces del Celta. El gran capitán ha vuelto a lo grande.