Abel Resino: «La ilusión de este equipo debe ser superior a cualquier obstáculo»

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Abel no quiere que su equipo mire a otros campos, solo que se centre en la victoria.
Abel no quiere que su equipo mire a otros campos, solo que se centre en la victoria. óscar vázquez< / span>

«Cuando llegas a la última jornada así, puede ocurrir cualquier cosa», dice el entrenador

29 may 2013 . Actualizado a las 16:02 h.

abel resino entrenador del celta

«A lo mejor otro equipo se habría rendido. Nosotros no». Esa es la sentencia con la que Abel Resino resume las ganas de engancharse a la vida que permitieron al Celta obrar medio milagro en Valladolid. El entrenador celeste sabe que no han hecho nada, que queda lo más difícil y que la salvación no depende de su equipo, pero mantiene viva la esperanza aferrándose a una palabra: «ilusión». La repite y la vincula al equipo y a la afición, para la que tiene palabras de admiración tras vivir de primera mano en Valladolid lo que es el celtismo.

-¿Cómo se encuentra el equipo después de conseguir llegar con vida a la última jornada?

-Estamos bien, la gente está contenta porque hemos llegado a la última jornada como nos proponíamos, con posibilidades y con la ilusión de ver Balaídos lleno para rendir homenaje a la afición, que se ha portado con nosotros fantástico. Ojalá consigamos el premio mayor, que es la permanencia.

-¿Es optimista al respecto?

-Nosotros tenemos que ganar el partido, hacer lo nuestro y luego esperar a Riazor. ¿De qué nos sirve estar pendientes de otro si no somos capaces de ganar? Tenemos que centrar todas nuestras fuerzas en ganar y estar aislados de los demás campos, porque no nos beneficia el estar pendientes.

-En Valladolid salió todo casi a la perfección.

-Había mucha gente que nos había dado la espalda, que nos veía como muertos, y yo creo que hemos sido nosotros los que principalmente hemos creído. El equipo sabía que la afición no podía volver a Vigo con la desilusión de no haber dado todo lo que tenía. El equipo se vació, conseguimos la victoria.

-¿Fue la recompensa a la fe?

-Creo que sí. A lo mejor otro equipo se habría rendido, pero nosotros no. Salimos enchufadísimos, tratamos de aislarnos de otros campos porque lo primero era ganar nosotros. Igual que el próximo sábado.

-¿Cómo se maneja una semana en la que está tanto en juego?

-Pues con tranquilidad, aunque hay ansiedad, lógicamente. Los jugadores quieren que llegue el partido lo antes posible, pero estamos tratando de hacer una semana lo más normal dentro de lo que se puede, estudiando al Espanyol como hemos hecho con otros rivales, y trabajando como cualquier semana.

-En Valladolid parecía que la presión se había transformado en ganas, quizás porque se daba al equipo por muerto. Pero ahora hay más posibilidades, ¿reaparecerá la tensión?

-No tiene que cambiar mucho. Sabemos que esta sí es la verdadera final, porque ya no se juegan más partidos, pero el equipo está con toda la ilusión del mundo y eso nos tiene que fortalecer. Espero que no nos tiemblen las piernas para el partido del sábado.

-La enfermería está repleta, con Álex López, Vila, Pranjic, Demidov,... ¿Altera los planes?

-Cuando ya se acaba la temporada las fuerzas llegan justitas para todos y se van acumulando problemas físicos, de cansancio, se mezcla un poco todo. El estrés que te genera la propia competición... pero en este momento yo creo que la ilusión que tenemos supera cualquier circunstancia adversa que se presente. La ilusión de este equipo tiene que ser muy superior a cualquier obstáculo. Hay que saltarlo como sea, ese tiene que ser nuestro lema.

-Jugarse la salvación en la última carta no es algo nuevo para usted. Lo vivió en el Granda. ¿Muchos paralelismos?

-Allí había más ventaja porque dependíamos de nosotros, pero también se jugaba en varios campos y eran peligrosos los resultados. De hecho, al final bajó el Villarreal, que era el que menos se esperaba. Fue una jornada muy tensa, complicada. Intentas mantener la mente en lo tuyo, pero te llegan noticias por todos lados y es difícil controlarlo. El entrenador tiene que ser el que transmita más tranquilidad, que se vea seguro y sereno, pero a veces los banquillos se revolucionan, los jugadores están tensos... Son muchas cosas, difíciles de manejar.

-En las últimas cuatro temporadas, un equipo que estaba en zona de descenso fue el que acabó salvándose. ¿Eso redobla esperanzas?

-Cuando llegas a la última jornada así, puede ocurrir cualquier cosa. A veces queremos apurar las estadísticas, pero esto es fútbol. La semana pasada nos daban un 4 %, me imagino que esta semana habrá subido algo más. A veces el fútbol rompe la lógica, es un juego impredecible, sobre todo en estos casos, donde hay tanto en juego. Nunca puedes saber cómo vas a responder a tanta tensión, es el atractivo del fútbol.

-El primer escollo a superar es el Espanyol. ¿Qué se espera?

-Nunca se sabe si los jugadores dan mejor rendimiento cuando están relajados o cuando están en tensión. Depende del perfil de cada equipo. Trataremos de que sea un partido como en Valladolid. Sabemos que aparecerán nervios, tensiones, y tenemos que intentar superarlos. El estado anímico en estos partidos es más importante, que el aspecto técnico táctico.