Dos Celtas en el Bernabéu

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El planteamiento de la primera parte hipotecó la vuelta de la Copa del Rey

10 ene 2013 . Actualizado a las 11:34 h.

El Celta entregó la Copa en los primeros 45 minutos de partido. El polémico once que Paco Herrera se sacó de la manga facilitó al Real Madrid poner a su favor la eliminatoria. Cuando, en la segunda mitad, el equipo vigués reaccionó, se asentó y se metió en el partido ayudado por la entrada de Iago Aspas. Se vio otro Celta, pero ya era demasiado tarde. La primera parte hipotecó la segunda.

La salida

Un once polémico

La prioridad del Celta es la Liga. No cabe duda. Pero el once que Paco Herrera se sacó de la manga fue más allá de reservar a algunos futbolistas. El técnico sentó en el banquillo a Roberto Lago, dando entrada a Bellvís. El cambio más lógico. A partir de ahí, un desquicie. Situó a Jonathan Vila, al que había reciclado a central, en el mediocentro, una posición en la que no jugó en lo que va de temporada, descontrolando el medio del campo y sentó a Iago Aspas, optando por De Lucas como pareja de ataque de Park. El resultado de la sucesión de cambios fue un Celta desnortado desde el minuto uno. Los vigueses salieron al terreno de juego sin saber a lo que jugaban, y el tempranero gol de Cristiano Ronaldo no hizo más que acrecentar los problemas.

El juego

Ahogo desde el arranque

Ni dos minutos tardó el Celta en encajar el primer gol de la noche. El equipo salió desordenado y falto de columna vertebral al terreno de juego y lo pagó en la primera acción que se le presentó a Cristiano. El Madrid, con su equipo de gala y presionando al límite, anuló a un Celta que apenas pasaba de esparrin en los primeros 45 minutos. Los visitantes no conseguían hacerse con el balón, y cuando lo conseguían, no sabían qué hacer con el ni cómo sacarlo de campo propio.

Dos caras

A lavarse la cara en la segunda parte

El Celta necesitaba limpiar en el segundo período la imagen ofrecida en la primera parte, así que Herrera dio entrada a Iago Aspas, el salvavidas del equipo. Quizás fue la fe que el de Moaña transmitió, o quizás la menor presión del Real Madrid, pero el hecho es que el Celta comenzó a carburar. Se sacudió las dudas y encaró la portería defendida por Casillas. La sensción de peligro se cuadró del lado celeste, metiendo en apuros al conjunto blanco. El problema era que la revolución celeste llegaba 45 minutos tarde.

El peor final

Excesivo castigo

Los últimos minutos del partido, con el Real Madrid firmando otros dos goles, fueron excesivo castigo para el Celta, que en la segunda mitad puso contra las cuerdas a los de Mourinho. Los madrileño pasan de ronda y el Celta mira a la enfermería.