Los famosos muestran sus otros atributos

Victoria Toro

GENTE

Hans Christian Andersen escribiría hoy otra versión de «El traje nuevo del emperador»: sus protagonistas serían las famosas que pagan (o cobran) fortunas por lucir vestidos con las que van, literalmente, desnudas

02 feb 2014 . Actualizado a las 16:56 h.

En la gala de los premios Grammy de esta semana hubo dos ejemplos de esta tendencia: Beyoncé y Paris Hilton. Esta última salió perdiendo a pesar de que lo puso todo de su parte. La celebrity eligió para la gala uno de esos modelazos que se llaman vestidos pero tapan solo lo imprescindible. Es evidente que la elección de un vestido de esos tiene como propósito salir al día siguiente en las revistas. Paris Hilton no tiene otro modo, como la millonaria no hace nada destacable no puede obtener titulares de ninguna otra forma. Así que, debió decirse: «Con esto lo logro». Por si acaso alguien no se enteraba, ella misma se encargó de anunciarlo unas horas antes a través de Twitter: «espalda sexi» decía el tuit que envió. Con lo que no debió contar la Hilton es que la misma idea que ella («iré vestida pero pareceré desnuda»), se le había ocurrido a otra de las asistentes a los Grammy, Beyoncé. Y claro, la que se llevó el gato al agua fue la cantante que es muchísimo más famosa que la millonaria e, indiscutiblemente, mucho más querida por los estadounidenses. Así que la que consiguió prácticamente todos los titulares del día siguiente fue la cantante: «súper sexi» o «ultra sexi» son algunos de los epítetos, poco originales todo hay que decirlo, que le dedicaron. Y el que consiguió el gran premio, aunque no competía en los Grammy, fue el modisto que diseñó el vestido de la afroamericana. Michael Costello, de 31 años, y que está comenzando su carrera consiguió desvistiendo a Beyoncé una publicidad que le hubiera costado millones de haber tenido que pagarla. Costello ha contado en todos los lados que Beyoncé tenía, además del suyo, modelos de Elie Saab, Valentino y Versace entre los que elegir pero se puso el que la hacía parecer desnuda. Claro que en esto de ir vestidas pero poco la gran experta es Jennifer López. La actriz del Bronx lo ha demostrado más veces que nadie. En los Globos de Oro del año pasado lució un modelo muy parecido al que llevaba en estos últimos Grammy Beyoncé. Pero el ejemplo perfecto de ese ir desnuda aunque se lleve vestido es el modelo que JLo lució en la gala de los Grammy del año 2000. Aquel vestido de seda verde que había diseñado Donatella Versace fue la consagración de la modista que había heredado la compañía de moda de su hermano y el salto de Jennifer López al Olimpo. Un tiempo después ella diría: «No me imaginé que iba a provocar todo ese follón». Más provocado por el cuerpo de la actriz que por el vestido que no lo cubría.

Por