«Ante un caso de violencia de género, no todas las mujeres van a denunciar, pero todas van a ir al centro de salud»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

M.MORALEJO

Rosana Izquierdo, médica de familia en el centro de salud de Sárdoma, en Vigo, cree que debe aprovecharse este entorno más próximo a las mujeres para detectar la violencia machista y luchar contra ella

28 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosana Izquierdo es médica de familia en el centro de salud de Sárdoma, en Vigo. Y es muy clara cuando dice que los profesionales de la salud no pueden «perder la oportunidad que supone que este entorno les resulta más cercano a las mujeres». Mañana participará en el congreso de igualdad y recursos humanos que organiza el Sergas.

—Hablará sobre las luces y sombras en la detección de la violencia de género en el entorno sanitario. ¿Están los profesionales preparados para hacerlo?

—Para estar preparados es imprescindible estar formados. Hemos avanzado mucho, pero aún se puede mejorar. En el 2021 se formaron en el Sistema Nacional de Salud 26.000 personas. Debe haber un compromiso de los profesionales y de los gestores sanitarios y políticos para proporcionar recursos y condiciones para esta formación. Cuando se incrementan formación y sensibilización se detectan más casos de violencia de género.

—¿Es frecuente que sea en el entorno sanitario donde se detecte un caso de violencia?

—Sí, no todas las mujeres van a denunciar, pero todas van a acudir al sistema sanitario. El cien por cien de las mujeres que han tenido un maltrato físico acuden al centro de salud en el primer año de la agresión. Todas van a venir porque todas tienen consecuencias en su salud.

—Pero no todas lo dirán. ¿Cómo percibir esos casos?

—Por eso precisamente tenemos que trabajar en la detección dentro del sistema sanitario. Tenemos nuevos protocolos. En Galicia vamos implantando progresivamente el procedimiento de cribado y actuación en salud, y otras comunidades tienen otros. En el sistema de salud tenemos un instrumento común estandarizado para la detección temprana de la violencia de género en salud. Todos son para mejorar la detección. La última macroencuesta dice que solo una de cada tres mujeres que han sufrido violencia física y sexual pidió ayuda formal, pero de quienes lo hicieron el 27 %, el porcentaje más alto, optaron por pedir esa ayuda en un centro sanitario. Las mujeres acuden a nuestra consulta.

—Es un entorno más cercano.

—Exacto, y los profesionales de la salud no podemos perder esa oportunidad. A atención primaria, debido a la cercanía, la atención longitudinal en el tiempo y la confianza, las mujeres vienen. Debemos estudiar e implantar progresivamente estos protocolos, porque cuanto antes se detecte la violencia contra una mujer, menos consecuencias tendrá en su salud y menos complicado será que salga.

—¿Cómo funciona ese cribado?

—El protocolo ya existe y el objetivo es hacer un cribado universal, una ayuda al profesional con cuestionarios validados que se harán a todas las mujeres mayores de 16 años que acuden a la consulta, y a las que no se les ha preguntado en los últimos dos años.

—¿Ya se está aplicando en las consultas de primaria?

—Ya están publicados, y ahora depende de la formación y sensibilización de los profesionales para implantarlos. Vamos a integrarlos en la historia clínica electrónica. Tenemos que trasladar el mensaje de que estamos ahí para ayudar, estamos formados y este es un tema complejo que necesita múltiples respuestas. E insisto en que la respuesta de los casos que detectamos tiene que ser coordinada: sanitaria, educativa, judicial y policial, para poder así ayudar a la mujer.

—¿Este cribado se aplicará solo en primaria?

—No solo, también en traumatología, ginecología... Son cuestionarios validados.

—Cuando una víctima no se atreve a contarlo, ¿cómo ayudarla y detectar que sí sufre violencia?

—El test es una ayuda, una herramienta. Lo más importante es la formación de los profesionales. Hay indicadores de sospecha, unas repercusiones en su salud que nos hacen sospechar. Estamos ahí para ayudar, porque la mujer muchas veces ni reconoce esa situación. Reconocerse maltratada es muy doloroso, así que cuanto antes lo detectemos y la ayudemos, insisto, de forma coordinada, antes saldrá de eso y menos consecuencias tendrá en el futuro.

—¿Cuáles son esos indicadores?

—No es uno, sino varios: síntomas psicológicos frecuentes, antecedentes personales, hallazgos relacionados con la salud sexual y reproductiva, problemas en el embarazo..., pero es un conjunto. La utilización de los servicios sanitarios, situaciones de mayor vulnerabilidad... Por eso es tan importante la formación.