
Esta fisioterapeuta madrileña de raíces gallegas triunfa con los centros deportivos que tiene en Madrid, donde entrenan desde María Pombo, Laura Escanes, Blanca Suárez hasta Ana Peleteiro, con la que tiene pensado montar «algo en Galicia en el 2024»
20 jun 2023 . Actualizado a las 16:24 h.Nunca se imaginó Crys Díaz que aquella fisioterapeuta que llevaba su propia camilla a los domicilios de los pacientes acabaría montando un imperio de centros deportivos, de momento, en Madrid, pero que en breve traerá también a Galicia, la tierra que la ha visto crecer, aunque nació en la capital. Dice que su motivación, su ilusión, su fuerza de voluntad —la misma que la llevaron a ser campeona con la selección española de natación, con 13 récords de España absolutos en la prueba de 50 braza— es la clave de su éxito. Es la entrenadora de las celebrities, aunque confiesa que las caras conocidas son solo un 3 % de su agenda.
—¿Dónde aprendió a nadar?
—En el polideportivo La Mina, en Carabanchel, pero mi primer contacto con el agua fue en Razo, una playa que adoro y amo, y en la que hoy comparto muy buenos momentos con mis hijos.
—Para nadar, peligrosa, ¿no?
—Depende del día, con bandera verde se podía nadar, con amarilla disfrutábamos de saltar las olas, y con roja, evidentemente, no teníamos contacto. Las olas de allí son fuertes, pero yo soy de océano, de mar, de frío, soy de Galicia, y me encantan las playas un poquito más fieras.
—¿Sus niños han metido los pies en Razo?
—Los pies, el cuerpo y la cabeza. El mayor, de 6 años, ha hecho surf allí. Es bastante deportista.
—Lo lleva en los genes...
—Me hace mucha gracia, porque no es que yo los haya estimulado, pero, al final, hacen lo que ven, y ven cómo su padre y yo disfrutamos del deporte, y quieren hacerlo también.
—¿Lleva bien trabajar en pareja?
—Intentamos no mezclar el terreno profesional y personal, aunque a veces es imposible. Obviamente, tomamos decisiones en conjunto, y nos apoyamos mutuamente, cuando uno necesita que se le empuje más o se le baje más a la tierra, un equilibrio. Él tiene sus clientes, yo mis pacientes, y no nos vemos tanto a lo largo del día.
—Rodrigo también es muy deportista. ¿Fue clave para ser pareja?
—Lo conocí en una boda y nuestra primera conversación fue sobre Galicia. Él es de Zamora, aunque ha vivido en Madrid toda su vida, y yo soy de Madrid, aunque toda mi familia es gallega. Me dijo que veraneaba en el norte, y yo le dije que dónde, me dijo que en un pueblo muy chiquitito de Galicia, y yo: «Pero, ¿dónde?», y me contestó: «Malpica». Y le dije: «Malpica está a seis kilómetros de mi casa en Galicia». Galicia nos unió y a partir de ahí empezamos a conectar y, evidentemente, también el deporte. Cuando la persona que tienes al lado entiende el amor por dedicarte a moverte, la sensación de salud, y las consecuencias que tiene, que lo necesitas, y que estableces horarios para poder conciliarlo con el trabajo, los niños... conecta mucho, claro.
—¿Qué pensaba cuando era deportista de élite y entrenaba a las 6.15 de la mañana?
—Supongo que en el objetivo. Aquella etapa me dio mucha convicción, me enseñó a tener muy claro lo que quiero, y creo que eso es lo que te mueve día a día, porque había muchos días que dolía el cuerpo, incluso el alma, ver las cinco y pico en el reloj, pero tenía tal estado de motivación y tan claro mi objetivo que sabía que era el camino. Cuando ahora me dicen que cómo llego a todo, pues porque desde los 16 años he aprendido a conciliar siete horas de actividad física con colegio, luego universidad, ocho horas de sueño y disfrutar de los míos.
—¿Hoy en día suena más tarde?
—Sí, afortunadamente. Intento entrenar de 7 a 7.45 horas, veo el despertador a las seis y pico. Luego despierto a mis hijos, desayuno con ellos, los llevo al cole, y empieza mi vida laboral.
—Hasta las 17 horas, que deja todo.
—Absolutamente, lo tengo por decreto ley, menos un día a la semana que vuelvo a las siete para entrenar, el resto es para ellos. Intento estar lejos del móvil, dedicarles tiempo de calidad, y cuando a las ocho y media se duermen, me conecto otro ratito para redes o cosas que hayan surgido por la tarde.

—¿Le sigue dando vergüenza que la reconozcan por la calle?
—Bueno, aún me da... Según en qué situaciones ya estoy más acostumbrada, en eventos, en Madrid... pero me sigue sorprendiendo cuando es en el cole de mis hijos, en pueblitos, en Galicia, donde estoy fuera de mi mood trabajo. Al final, es parte de la película y es algo muy positivo porque es por algo muy bonito, que es inspirarles a moverse o cuidar su salud.
—¿Cuántas veces le han dicho el bien que les ha hecho?
—Me siento muy afortunada porque tanto en redes como en persona, recibo un 99,9 % de comentarios positivos, tengo muy pocos haters.
—¿Le ha costado mucho enganchar a alguien al deporte?
—Sí, mi hermana no es superdeportista, es lo contrario que yo, tanto físicamente, como en la forma de ser, aficiones... y desde hace un par de años se ha enganchado a muerte, estoy muy orgullosa.
—¿Tiene algo pendiente con Galicia?
—Sí.
—Junto a Ana Peleteiro nos dio una pista y nos dejaron en ascuas...
—Creo que era una pista muy clara, yo le dije: no sé si hemos hecho un hype o directamente lo hemos dicho. Las dos somos muy emprendedoras, muy ilusionadas, jóvenes con ganas de comernos el mundo, y encima hemos conectado. Ella tiene un talento y una forma de ser que me ha ganado por completo. Vamos a montar algo allí muy guay.
—¿Tenemos fecha?
—2024.