La dificultad de la prueba lastra a muchos de los opositores, que ven en la ortografía un problema para conseguir su plaza a pesar de llevar bien preparadas otras partes del temario, como la penal o administrativa, así como las pruebas físicas. Acertar o no las palabras solo es uno de los 44 temas de los que consta la oposición y prepararse para ello no tiene un método único. En algunos centros trabajan directamente sobre el diccionario a base de memorizarlo una y otra vez, mientras que en otros hacen hincapié en palabras raras o de reciente inclusión por la RAE.
Las pruebas de ortografía para el acceso a otros cuerpos, como la Guardia Civil, resultan más prácticas y menos memorísticas que las de la Policía Nacional. Una de las reivindicaciones de los formadores es que esta parte, que lógicamente consideran de importancia, se enfoque más a la colocación de la palabra adecuada en una frase y con un contexto, y no tanto al estudio de un listado de términos sobre los que tienen que contestar con premura. En ese sentido, los centros de preparación también destacan que el tiempo para contestar resulta escaso para tantas palabras.