Dagoberto Moll, exfutbolista: «Nadie me echa la edad que tengo»

GALICIA

Moll ejercitándose en el gimnasio Metropolitan La Solana, de A Coruña
Moll ejercitándose en el gimnasio Metropolitan La Solana, de A Coruña GONZALO BARRAL

Integró uno de los ataques más letales del Dépor en los años cincuenta del siglo pasado. Hoy, a punto de cumplir los 94, sigue siendo blanquiazul de corazón, un corazón que mantiene en forma a base de deporte

15 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada mañana, Dagoberto Moll (Montevideo, 1927) se levanta, desayuna, y recorre a buen paso el alrededor de un kilómetro que le separa del gimnasio de La Solana. «Tomar el bus no tendría sentido», dice tajante. Una vez allí, empieza su rutina de ejercicios, que incluye abdominales, algunos aparatos y pesas -«De poco peso», aclara-. «No me mato, es mantenimiento», asegura. Pero reconoce que esa rutina, que repite a diario, a veces llama la atención de quienes comparten con él la sala del gimnasio. «Algunos se asombran, sí, pero yo no me hago el fuerte ¿eh?», dice. Si ustedes, que leen esto, aún no se han sorprendido, es que quizás no han calculado la edad de Moll. La semana próxima cumplirá los 94 años, en una forma física absolutamente envidiable, que le permite mantener una actividad de la que pocos de su quinta pueden presumir.

¿Le echan alguna vez los años que realmente tiene? «No, si no me conocen, no. Y además se lo tengo prohibido», bromea. Él asegura que no hay ningún secreto, que tiene la suerte de encontrarse muy bien de salud, que el ejercicio le mantiene y que comer, come de todo. «Lo normal, comemos y cenamos todos los días», resume. Además de eso toma café y alguna caña con sus amigos, ve televisión con su mujer, da otra vuelta por la tarde y suele leer un poco. «Lo normal», sentencia.

Su mujer es la razón por la que este uruguayo, nacionalizado español, se afincó definitivamente en la ciudad de A Coruña, a la que llegó en el año 1949 para jugar en el Real Club Deportivo, equipo en el que formó parte de la célebre Orquesta Canaro, como se bautizó a la línea de ataque blanquiazul cuyo juego y resultado maravillaba al fútbol español a mediados del siglo pasado.

«Lo mejor que me ocurrió en Galicia fue casarme con mi esposa»

A través de uno de sus compañeros, el centrocampista Cuenca, conoció Moll a la que hoy es su esposa. «Yo fui el padrino de uno de sus hijos, y mi mujer, la madrina. Para celebrarlo, dieron una pequeña fiesta en una sala de baile. Ahí nos conocimos. Lo mejor que me ocurrió en Galicia fue casarme con mi esposa», recuerda. Ella es la principal razón que siempre le ha hecho volver a la ciudad herculina, pese a haber estado trabajando en Barcelona o México. «Me casé aquí, tengo cinco hijos, muy buenos amigos, lo que es muy importante, y me gusta A Coruña, por eso me quedé», explica.

El fútbol sigue gustándole, «aunque a veces me aburren un poco, hay grandes jugadores, pero ahora se juega distinto, se retiene mucho la pelota», confiesa. Y si se le pregunta por el club de sus amores, lo tiene claro: «¿De qué equipo soy? Del Deportivo. Y se sufre, porque está tremendamente mal, pero es más momento que nunca para ser partidario. Ser hincha cuando el equipo es campeón es lo fácil».

Artús

Fui

Jugador del Dépor subcampeón de Liga 1949/50, del Barcelona y del Celta entre otros, y entrenador.

GONZALO BARRAL

Soy

Jubilado muy activo.