Condenado por agredir a un erasmus al que acogía en su casa al verlo flirtear con su mujer

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Juzgados de A Coruña
Juzgados de A Coruña EDUARDO PEREZ

El marido golpeó al estudiante con un vaso en la cara y tendrá que indemnizarlo con 15.000 euros

27 oct 2019 . Actualizado a las 19:11 h.

Un matrimonio coruñés acogió en su casa a un joven italiano de Erasmus a principios del 2017. La convivencia no podía ser mejor hasta que dejó de serlo cuando el estudiante comenzó a hacerle carantoñas a la mujer. A la vista de su marido. Este no se lo pensó dos veces. Cogió un vaso y comenzó a golpear al chico en el rostro. De tal manera que le desfiguró la cara. Hoy tiene tres grandes cicatrices que le quedarán de por vida. El agresor fue juzgado por un delito de lesiones agravadas por deformidad. La Fiscalía pedía para él una pena de 5 años de prisión y una indemnización de 15.000 euros. El hombre, a través de su abogado, el penalista Rubén Veiga, reconoció los hechos, entregó el dinero a la víctima y así se libró de ingresar en prisión pese a que fue penado con un año y medio. Al carecer de antecedentes y ser el castigo inferior a los dos años, le suspendieron el ingreso en la cárcel a menos que reincida.

Los hechos ocurrieron el 19 de marzo del 2017. Era tal la buena sintonía entre el matrimonio, de 36 años ambos, con el joven italiano que a veces salían juntos. Aquella noche lo hicieron. Lo pasaron bien hasta que a las cinco de la madrugada, en una conocida discoteca de A Coruña, el estudiante, con unas copas encima, se puso zalamero y comenzó a dedicarle gestos cariñosos a la esposa del procesado. Primero, a espaldas de su marido. Luego, en su propia cara. Aquello enrabietó al hombre y se lo echó en cara. El joven no se calló. Y se pusieron a discutir. De las palabras, pasaron a los hechos. El ahora condenado cogió un vaso y golpeó a la víctima con el mismo en el rostro varias veces. Lo dejó sangrando abundantemente y abandonó el establecimiento a la carrera junto a su esposa. Pero las cámaras de la discoteca lo grabaron todo, por lo que no había excusa posible. De ahí que llegados al juicio, el hombre entregara la indemnización para que le sirviera de atenuante muy cualificado para así librarse de la cárcel.

La víctima, por su parte, regresó a su país. Con tres grandes cicatrices en el rostro que le quedarán de por vida. Según el parte médico, una de cinco centímetros bajo el ojo izquierdo en forma de cuatro, otra de 2 centímetros en la ceja derecha, y la tercera en la zona infraorbitaria izquierda. En el hospital le tuvieron que poner 26 puntos.