Hallan muerto al pintor Labajjo Grandío en su finca de Friol, comido por animales

tania taboada / i. g. LUGO / LA VOZ

GALICIA

Labajjo en una presentación artística en el año 2012
Labajjo en una presentación artística en el año 2012 PRADERO

El lucense fue considerado por algunos especialistas como el Picasso gallego

10 oct 2019 . Actualizado a las 21:21 h.

El pintor Alfredo Rodríguez Labajjo Grandío, conocido por algunos especialistas como el Picasso gallego, fue hallado ayer muerto en la finca de su domicilio de Friol sobre las 13.30 horas. La parte más dramática de este suceso fue el estado en el que se encontró el cadáver, dado que fue parcialmente devorado por animales.

Alfredo Rodríguez, de 80 años de edad y conocido en la localidad como Labajjo, se dedicaba al mundo del arte y residía solo en el lugar de Fondemera, en la parroquia de Villafiz, en Friol. Era un hombre con pocas relaciones sociales por lo que hasta ayer no se alertó de su ausencia. Fue un taxista de la localidad el que dio la voz de alarma, dado que hacía unos veinte días que no lo veía. Personada una patrulla de seguridad ciudadana de la Guardia Civil en su domicilio, se encontró con el cadáver del hombre a la intemperie, concretamente en el exterior de su vivienda, y con abundantes daños causados supuestamente por animales.

Labajjo tenía poco trato con los vecinos y, además, su casa está a más de 400 metros de las viviendas más cercanas. Esta mañana quedaban en la finca un par de caballos pastando y varios perros.

Labajjo nació en Lugo en el año 1939 en el seno de una buena familia de la burguesía local. En la ciudad de la Muralla estudió el bachillerato y en 1959 se trasladó a Madrid, donde se matriculó en la escuela de Ingenieros Técnicos Industriales. Terminados sus estudios, trabajó durante un año en la empresa constructora Agromán S. A, en Madrid.

Sus inicios en la pintura se remontan a 1951, tras asistir a clase con el pintor vilalbés Antonio Ínsua Bermúdez, profesor de pintura y dibujo. Acabada la carrera de Ingeniería Técnica Industrial, comenzó a pintar junto a su primo Tino Grandío. Durante los años 1962 y 1963 aprendió del catedrático y maestro, Pedro Mozos, el cual intentó que ingresara en la Escuela Superior de Bellas Artes. Este le puso a su disposición un aula, le proporcionó telas, pinceles, pintura y modelos durante un año pero Labajjo se saltaba las normas y los cánones establecidos. Pintaba lo que quería y cuando quería.

Está previsto que en la mañana de este martes se le practique la autopsia, que revelará las causas exactas de su fallecimiento, entre las que se baraja un infarto.

Su taxista de confianza, en «shock», tras el hallazgo

José Luis Burgos, conocido en Friol como «Farras», es el taxista que acudía con frecuencia a recoger al pintor a su casa de Fondemera y lo llevaba de este pequeño núcleo a la capital municipal. «Tiña problemas de cadera, a rodilla tamén mal, e por iso me deu as chaves», relata Farras al reportero de La Voz, Alberto López. La secuencia del hallazgo del cuerpo del pintor la relata de forma pausada, pero es algo que no olvidará nunca. «Despois de avisar aos axentes de que levaba tempo sen que me collera o teléfono, pedíronme se me importaba ir con eles e abrirlles», dice. «Cando chegamos abrín a primeira cancela, e aínda que dicían que un dos cans era feroz, ao recoñercerme lambeume a man», continúa Burgos. «Os cans estaban algo revoltos e díxenlle aos axentes que esperaran e cando xa houbo confianza entraron e ao pasar a segunda cancela xa vin o corpo, bastante descomposto, faltáballe carne no cráneo». De la fuerte impresión que se llevó no quiso seguir más tiempo en la escena: «din que lle falta un brazo, pero eu non quixen ver máis nada».

Que tuviera las llaves, para poder recoger a Labajjo Grandío por los problemas de movilidad que arrastraba, ha posibilitado finalmente la aparición del cadáver. De hecho, aunque no se sabe la causa de la muertes, por la dificultad para moverse, le habría sido difícil, al vivir también solo, dar el aviso de que algo le había pasado. De su personalidad, Burgos, destaca que «como todos os artistas era moi extraño, eu as veces que o levei pagoume sen problema». Eso sí, su higiene no la cuidaba demasiado: «Eu berráballe porque moitas veces iba un pouco guarro..., -a ver Labajjo, un pintor coma ti non pode ir así... e él dicía: que lle dean á xente»

En todo caso, este testigo presencial, aporta como dato a la investigación, que el cuerpo estaba «fóra da casa». Aún no se sabe aún con exactitud qué pudo ocurrirle para acabar siendo comido por sus animales. Según Jesús Díaz, su único vecino, no los cuidaba de la mejor manera: «era un desastre total»