La rivalidad En Marea-En Común para el 28A se repetirá en las autonómicas

Susana Luaña Louzao
SUSANA LUAÑA SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Villares, durante la rueda de prensa en la que anunció su pase al grupo mixto
Villares, durante la rueda de prensa en la que anunció su pase al grupo mixto Paco Rodríguez

Los antiguos socios marcarán distancias para reconquistar al electorado perdido

24 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo hicieron en las generales del 28A y lo más probable es que la rivalidad entre los antiguos socios de la mal llamada «unidade popular» vuelva a repetirse en los comicios autonómicos del 2020. Y es posible que las marcas que compitan entre sí sean En Común -la de los afines a Podemos- y En Marea -la de los afines a Luís Villares-, aunque la terminología podría mudar teniendo en cuenta la afición de la ya no tan nueva política por registrar nombres, marcas, coaliciones y confederaciones. Pero al margen de las siglas, lo que está claro es que el proyecto que en el 2016 trató de conquistar la Xunta, y que se quedó como primera fuerza de la oposición en Galicia, volverá a intentarlo, pero ahora con dos candidaturas diferentes y diferenciadas, como se encargarán de constatar las dos partes en el año que queda hasta las autonómicas. Por un lado, el proyecto liderado por Podemos al que se suman EU y Anova; y por otro, Luís Villares y la dirección de En Marea. Con ese panorama, a la izquierda del PP habrá al menos cuatro fuerzas en liza: el PSdeG, el BNG, En Común y En Marea.

Antón Gómez-Reino lo adelantó hace quince días y Luís Villares lo desveló tras anunciar su marcha al grupo mixto; los dos sectores de En Marea, enfrentados desde el mismo día de su creación, se presentarán de nuevo a las autonómicas, ahora por separado. Así que tras las vacaciones de verano arrancarán una nueva precampaña, esta vez como rivales peleando por el mismo espacio al que trataron de seducir hace cuatro años. En Común, arrogándose la herencia del rupturismo original, y En Marea, con una propuesta más amplia y moderada encaminada a conseguir no solo el voto de la izquierda sino el de un espectro más amplio de la sociedad gallega. En todo caso, ambas formaciones lidiarán por recuperar el voto perdido en las últimas citas electorales, que se resolvieron con dos diputados de En Común en el Congreso y una debacle sin paliativos para las dos candidaturas en las municipales.

Unos días juntos a la fuerza

Mientras tanto, lo que queda es el reparto de los bienes comunes tras el divorcio. Muy a su pesar, iniciarán la semana todavía juntos en el Parlamento de Galicia. El grupo que aglutina a los críticos mantendrá el senador autonómico porque todavía estaban juntos y eran la primera fuerza de la oposición cuando presentaron la propuesta de José Manuel Sande. Por ese mismo motivo, será Luís Villares quien todavía actué como portavoz de En Marea en la sesión de control del miércoles, por lo que será el encargado de formular la pregunta a Feijoo. Así lo recoge el reglamento del Parlamento de Galicia, aunque no se pueden descartar novedades en las últimas horas si se acuerda otra opción y esta es aceptada por la Mesa del Parlamento. Después, el divorcio se hará efectivo. En teoría, el grupo mayoritario se queda con la marca En Marea, aunque Villares les pidió que renunciaran a ella sabiendo que a Podemos, EU y la dirección de Anova no les interesa conservarla. El juez en excedencia aspira a que el suyo, aunque oficialmente sea grupo mixto, pueda en la práctica utilizar la denominación Grupo Mixto de En Marea para conservar las siglas bajo las que se ampara su dirección.

Los demás cambios llegarán tras el verano. Flora Miranda hará efectiva su renuncia y correrá la lista. Todo parece indicar que Xan Xove ocupará su escaño, y lo hará en la bancada de los críticos, por lo que la siguiente en la lista, Mariló Candedo, se quedará de nuevo sin plaza y el grupo de Villares mantendrá los cuatro diputados que acordaron irse al grupo mixto.

La ruptura dio lugar a reacciones distintas en las últimas horas. Podemos no disimuló la sensación de alivio por la marcha de unos socios que nunca quisieron. En cambio, Eva Solla, líder de EU, guarda silencio, mientras que la diputada de su partido, Yolanda Díaz, afín a Podemos, se desmarcó de las cuestiones internas de En Marea y apeló a la «responsabilidade» de En Común para ganar la Xunta. La corriente anticapitalista de Podemos, a la que pertenece la diputada Paula Quinteiro, aplaudió el cisma porque «pon fin á confusión», y Xuntos, que reúne a escindidos de Podemos, aplaudió la decisión de Villares y le mostró apoyo. Más reflexiva fue la reacción de Antón Sánchez. El líder de Anova evitó responder a las críticas de Luís Villares, que acusó a su partido de «seguidismo» a Podemos, y recordó que Anova siempre quiso «tender pontes» entre los socios siempre enfrentados de En Marea.