Paseo por la toponimia más excéntrica

Jorge Casanova
jorge casanova REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La actriz Chelo do Rejo junto al cartel de Pernaviva, en A Estrada, donde vive
La actriz Chelo do Rejo junto al cartel de Pernaviva, en A Estrada, donde vive Miguel Souto

De lo aparentemente inexplicable a lo jocoso, el nomenclátor de Galicia es único por su riqueza

22 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Agua y posesión, esas son las claves de que los gallegos vivamos en el territorio más rico y diverso en toponimia, como mínimo, de toda España. El agua ha permitido desde tiempos inmemoriales que los moradores de Galicia pudieran construir su casa prácticamente en cualquier parte y, derivado de esa posibilidad, reforzaran el sentido de la posesión poniendo nombre a cada finca. «O que ten nome ten dono», recuerda el polígrafo Fernando Cabeza Quiles, estudioso y coleccionista de la toponimia gallega.

Y cuando hay abundancia, suele haber diversidad. El nomenclátor de Galicia tiene absolutamente de todo. El topónimo más popular es Igrexa. Hay 448 lugares en Galicia con ese nombre solo o compuesto. Y el latín es la lengua más influyente en las raíces toponímicas, antes de las germánicas y de las celtas. El origen de cada uno ya es otro cantar. Es fácil imaginar una historia por la que un lugar acabe llamándose Paidavella (Xermade) o Mullerboa (Campo Lameiro), pero ¿cómo explicar que en Boiro o en Cabana de Bergantiños haya un lugar que se llama Exipto? «É unha advocación mariana», responde Cabeza Quiles. Se refiere a la Virgen en su huida a Egipto, recogida en una imagen custodiada en una ermita de la parroquia boirense. La madre de Dios se cayó del topónimo y los vecinos se quedaron muy a gusto con el evocador nombre del país de las pirámides. Tanto que construyeron una (pequeña) en la plaza del pueblo.

Cartel que indica el lugar de Exipto, en el concello de Boiro
Cartel que indica el lugar de Exipto, en el concello de Boiro CARMELA QUEIJEIRO

Es similar el caso de Roma (Abadín, Barbadás, Zas) aunque no el de Gurugú (A Coruña), topónimo más moderno que refiere al monte que domina Melilla, en el que se libró una cruenta batalla en la que participaron varios vecinos de esa zona de la ciudad. Algunos de los topónimos más excéntricos responden a la pura rivalidad entre pueblos. Podría ser el caso de Nugallás, en Antas de Ulla, derivado del poco honroso calificativo de «nugallán». O de Mollarrabo, en A Estrada: «É posible _reflexiona Cabeza Quiles_ que o topónimo faga referencia a un regato tan pequeno que só daba para mollar o rabo do animal». El nomenclátor guarda nombres de desagradable evocación como Lamapodre (O Saviñao), O Mexadeiro (Ortigueira) o Gatomorto (Pontevedra), pero también de todo lo contrario: Cariño, Carantoña (Miño, Lousame, Porto do Son, Vimianzo), Nirvana (Oleiros) o Paraíso (Boborás, Carral, Carballo, Dumbría, Ourense, Padrón, Portas y Ribeira de Piquín). En otros casos, como el celebrado Vilapene (Cospeito, O Corgo), o Ponte Amear (Dozón), solo la casualidad fonética los ha hecho populares.

¿Está en peligro toda esta riqueza con el invierno demográfico y el abandono del medio rural? «Se o topónimo non ten uso, claro que pode desaparecer», opina Cabeza Quiles: «Aínda que ten que pasar moito tempo». Quizás no tanto, porque aunque el topónimo permanezca, si no hay nadie para pronunciarlo...

Curiosidades de la toponimia

LUGAR- PARROQUIA-CONCELLO

O Sexo - Santiago - Agolada

As Caracochas - Ceboliño - Ourense

Xixirín - Dodro - Arzúa

Bichicán - Lanzós - Vilalba

A Picha - Condes - Friol

O Papamoscas - Santa Comba - Santa Comba

Pernaviva - Cereixo - A Estrada

Exipto - Abanqueiro - Boiro

Cebola (de Arriba e de Abaixo) - Allo - Zas

A Ciudá - Moreda - Monforte de Lemos