La conselleira de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio habla por los codos, pero se pasa bien con ella
09 mar 2018 . Actualizado a las 15:34 h.Me cito con Beatriz Mato (Baracaldo, 1965) en una cafetería de A Coruña a la hora del aperitivo (agua sin gas y la tapa ni mirarla) y me la encuentro con la batería a tope. Energética y divertida, es fácil quedar enredado por la conversación. Sobre todo cuando se baja del discurso político. La conselleira habla por los codos, pero se pasa bien con ella.
-Nació un 25 de diciembre.
-Sí, con Jesucristo.
-Es una faena cumplir años en Navidad. Hay menos regalos.
-Pues sí. Al principio eran dos regalos, pero cuando me explicaron lo de los Reyes Magos ya me dijeron: «Pues mira, si no te importa, te hacemos uno solo y que sea un poco mejor». Y con uno me quedé.
-¿Se acuerda de quién le explicó lo de los Reyes Magos?
-Sí, perfectamente. La peluquera de mi madre.
-Eso de Baracaldo, ¿es una historia de emigración?
-Sí, soy hija de emigrantes, de un obrero que se fue a trabajar a Altos Hornos de Vizcaya. Nuestra vida era en Baracaldo pero cada vez que había una posibilidad de escaparse veníamos en autobús, que eran horas y horas de viaje. Mi padre no habló castellano jamás y vivió 35 años en el País Vasco. Los vecinos pensaban que era muy tímido, ja, ja.
-¿Cuándo vino a Galicia?
-Cuando terminé la carrera. Me enamoré primero de A Coruña y después del que ahora es mi marido. Cuando ya veníamos con coche, entrábamos por los Castros y me gustaba tanto aquel olor... con 11 o 12 años ya les decía a mis padres: «Yo me quiero quedar a vivir aquí». A los 14 años me enamoré de mi marido que, por cierto sigo con él o, mejor dicho, sigue él conmigo.
-Esos amores de los 14 años...
-Cometió el error de besarme. Me besó y ya le puse el clavel en el ojal. No sabía bien lo que estaba haciendo. Era el beso de despedida del verano. Me lo dio al mediodía y yo llegué a casa y en vez cortar el filete, cortaba las patatas, ja, ja.
-¿Cómo era de pequeña?
-Pues un poco como ahora: con muchísima energía, muchísima inquietud y una gran capacidad para meterme en todos los jardines. Me ponían un trapo rojo y entraba enseguida. Y era responsable lo justo para cumplir con lo que decía mi madre; porque en mi casa no había opción a suspender. Así que era una estudiante normalita. Solo sacaba sobresalientes en gimnasia.
-¿Nunca la echaron de clase?
-No, nunca. Pero me sentaron junto a la profesora muchas veces. Porque no paraba de hablar.
-Nueve años de conselleira y probablemente se lance a la carrera municipal. ¿Echará de menos la consellería o todo es gestión y da igual?
-No, no da igual. Y yo creo que no hay que hacer experimentos, sobre todo con lo público. Trabajar nueve años para el servicio público es algo que me complementa para intentar llegar a la alcaldía de A Coruña. Sería bueno que en esa alcaldía hubiera alguien que pudiera mostrar experiencia de gestión. Eso junto con la ilusión y el amor que tengo por esta ciudad.
-¿Cuantos cubos de residuos tiene en casa?
-Vidrio; papel cartón y plástico y orgánico. Y me porto bien, ¿eh? Incluso a veces riño a mi madre cuando no se porta bien. Me tira el yogur de plástico en el orgánico.
-¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?
-Estar con mi familia y con mis amigos. Y hacer deporte, pero más que cuando no trabajo es cuando no duermo. Corro y hago spinning. Hace unos meses descubrí el bikram yoga, que es yoga en una habitación a 40 grados. Ahí se te va todo. Hasta las ideas.
-¿Le gusta bailar?
-Muchísimo. Es más, cuando vengo de correr, me pongo música y bailo en la ducha: No canto, bailo, para gran disgusto de mi marido, que se despierta muy lentamente.
-Pues elija una pareja de baile: Albert Rivera, Lucas Pérez, Iván Ferreiro o Xosé Antonio Touriñán.
-Touriñán, Touriñán. Ahí me toca la fibra sensible.
-Diga algo que le repugne.
-La hipocresía. Me ralla mucho el postureo.
-Cocinar ¿qué tal?
-Muy mal. Cero. Mi madre me dijo que tenía que ser independiente, que nunca dependiera de los hombres, que hombres buenos solo había uno y lo había cogido ella. Pero nunca me metió en la cocina.
-¿Se salvará el Dépor?
-[Levanta las manos con los dedos cruzados] Por el Dépor y por la ciudad.
-¿Tatuajes?
-Ninguno. No me gustan las cosas irreversibles.
-Defínase en pocas palabras.
-Muy enérgica, muy testaruda, muy curranta y con mucha fuerza de voluntad.
-¿Contaría un chiste?
-Prefiero no exhibirme en lo que soy mala.
-Pues diga una canción.
-La chica de ayer, de Nacha Pop.
-Lo más importante en la vida.
-La familia. Sin pilares, lo demás es etéreo.