¿Por qué no tenemos más hijos?

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Carlos Castro

La mayoría de las parejas quieren hijos, pero les frena la economía: «Lo de donde comen dos comen tres es falso»

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las gallegas en edad de ser madres solo tienen un hijo, exactamente 1,1 de media. La comunidad necesita subir la ratio hasta 1,36 para que las cifras de población no se desplomen, pero eso no es tan fácil. Hay muchos motivos por los que las mujeres, las parejas, las familias, optan por quedarse sin descendencia o se paran tras el primer hijo.

Isabel (28) y Pablo (31)

El trabajo los separa. Isabel Freire es investigadora y reside en Madrid; Pablo Ordóñez trabaja en telecomunicaciones y vive en A Coruña. Estar a 600 kilómetros de distancia les resulta una losa para plantearse tener familia, algo que tendría un coste económico muy alto, por no hablar del sacrificio de Isabel para vivir separada de su hijo, ya que ni se plantean criar a su descendencia fuera de Galicia. Ella pone los tiempos, es joven y no quiere arriesgarse a perder bagaje profesional o parar en un sector tan competitivo. No obstante, seguirán luchando por su sueño: «Queremos ter nenos e analizámolo cada mes para acabar dicíndonos: ‘É imposible’», dice Isabel. Ella está segura de que hoy profesionalmente sería un error: «Se quedo embarazada, tería que rexeitar o meu futuro profesional e eliminar 12 anos de estudos da miña vida».

Pablo e Isabel no se plantean por ahora tener hijos porque viven a 600 kilómetros de distancia y no quieren perder su bagaje profesional
Pablo e Isabel no se plantean por ahora tener hijos porque viven a 600 kilómetros de distancia y no quieren perder su bagaje profesional

Elisa (33) y Eugenio (36)

El dinero, fundamental. La pareja formada por Elisa Navarro y Eugenio Lasa decidió quedarse con una única hija, y no porque no deseen darle un hermano a Carla, sino porque el contexto no les ayuda en absoluto. De Lugo, ella con 33 años y él con 36, tuvieron a su única hija en mayo del 2013. Ahí se quedaron. La crisis económica y una enfermedad repentina de su marido complicaron su vida y además creen que los niños deben estar bien atendidos. Estas son las tres causas por las que Carla es hija única. «Desde el 26 de enero estoy cubriendo una baja en la tienda Intimisssimi y es algo temporal. En el 2014 a mi marido le descubrieron una malformación arterio-venosa y desde entonces tiene ataques epilépticos y movilidad reducida» dice Elisa. Si su situación económica fuese otra, no lo dudarían, pero «eso de que donde comen dos, comen tres, es falso», opinan.

Eva y Mauro

Problemas de fertilidad. Pareja desde hace una década, Mauro y Eva llevan cuatro años intentando ser padres. Por ahora no lo han logrado. Esta pareja de treintañeros viveirenses prefieren no dar su apellido porque, destacan, «la infertilidad es un tema muy delicado». «Solo cuando la sufres te das cuenta de la ansiedad y frustración que genera. No por ti ni por tu pareja, ni siquiera por no conseguir tener un niño, sino por la presión que te ‘obliga’ a tener hijos cuando a lo mejor no puedes», explica la mujer, que se ha sometido a varios tratamientos de fertilidad. Primero en la Seguridad Social y después en una clínica privada, por el momento sin éxito.

Sonia (44) y Ricardo (43)

Un primer hijo con discapacidad. Los pontevedreses Ricardo González y Sonia Durán tuvieron hace 9 años una hija, Candela, con parálisis cerebral, y esto les marcó para no ampliar la familia: «Tenemos miedo a que pueda pasar lo mismo y además es muy difícil conciliar vida laboral y familiar con un niño con discapacidad, que necesita mucha más dedicación y atención», explica Sonia, quien no se plantea una situación diferente.

Katy (46) y Miguel (47)

Dificultades para conciliar. Son tres las causas por las que Katy Montesinos y Miguel Ángel Alejo, de O Grove, solo tienen un hijo, Xavi, de trece meses. Primero, porque les resulta complicado conciliar: «No podríamos con otro niño más». Segundo, porque aunque ahora tienen sueldo fijo, antes regentaban un negocio y se enfrentaron «a pagos que se retrasan» y mucha incertidumbre. Finalmente, carecen de apoyo: «Mis padres son mayores y, aunque nos echan una mano, no podemos depender de ellos», dice Katy. Tal vez, piensan, si hubiese apoyo de la Administración (más ayudas y plazas de guarderías) Xavi no sería hijo único.

Isabel (46) y Maite (34)

Cuestiones económicas. Maite González de la Llana tiene 34 años y su pareja, Isabel Lema, 46. Viven en Baio (Zas) y han decidido tener un hijo. La decisión está tomada desde hace dos años, pero hasta ahora no se han podido plantear la descendencia porque necesitaban ahorrar los 6.000 euros de la inseminación artificial en una clínica privada. Buscaron antes la posibilidad de la sanidad pública, pero les exigían 18 meses casadas y después tenían que esperar unos dos años.

Isabel y Maite han estado ahorrando dos añoa para pagar un ciclod e inseminación artificial
Isabel y Maite han estado ahorrando dos añoa para pagar un ciclod e inseminación artificial Ana Garcia

iria (31) y Álvaro (33)

Falta de conciliación. Iria Espinosa y Álvaro Gantes son ambos jefes de cocina en A Coruña, un trabajo muy gratificante pero también con horarios complicados para conciliar. Por eso todavía no han tenido hijos, ya que en su vida ahora lo prioritario es la profesión: «Creemos que cada cosa debe llegar a su tiempo y ahora estamos centrados en la meta laboral; el trabajo ocupa mucho espacio», dice Iria. Además, como apunta Álvaro, «no es sencilla la conciliación en el mercado laboral actual». Eso sí, no descartan ser padres en el futuro.

Iria y Álvaro son dos cocineros que han decidido priorizar su carrera a la familia, aunque no la descartan en el futuro.
Iria y Álvaro son dos cocineros que han decidido priorizar su carrera a la familia, aunque no la descartan en el futuro. MARCOS MÍGUEZ

mercedes y humberto

Conciliar, misión imposible. Ella en Santiago, autónoma, y él en Foz, trabajando a turnos en una fábrica. Este es el panorama de Humberto Cao y Mercedes Luaces, de 32 y 31 años, respectivamente. Quieren tener hijos, lo han hablado y entra en su proyecto de vida, «pero hoxe en día está complicado, e moito máis na nosa situación», explica Mercedes. En su caso el principal obstáculo es la distancia. Humberto está más estable a nivel laboral, y ella, psicóloga, al ser autónoma, tiene más inestabilidad. Ven los 35 años como un punto de inflexión: «Mete un pouco de presión porque os fillos hainos que ter a certa idade, non nos gustaría ter fillos moi maiores, e gústanme moitísimo os nenos», cuenta Mercedes. En la balanza hay que poner demasiados factores y de momento gana el trabajo.

concha (48) y José (50)

Por las preocupaciones. Concha Remesar y José Antonio Puga, vecinos de A Estrada, decidieron no tener hijos porque querían vivir con libertad, disfrutar sin las preocupaciones y ocupaciones de la paternidad. Después de valorar pros y contras, la renuncia a sus hábitos y al ocio les resultaba excesiva. Además, el ambiente no les ha ayudado: ambos trabajan y cuando se plantearon la paternidad no había guarderías para facilitar la conciliación.

Con información de T. Taboada, P. Vázquez, R. Estévez, R. García, A. Parada, L. Rey, M. J. Hermida, A. Andrade, E. Álvarez