Galicia, al nivel de Suecia y Finlandia en igualdad de oportunidades educativas

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo de unos niños en un colegio
Imagen de archivo de unos niños en un colegio PEPA LOSADA

El 85 % del alumnado más desfavorecido comparte aula con el de otras clases sociales

21 ene 2020 . Actualizado a las 12:44 h.

Finlandia es el Estado de la UE con la escuela más equitativa, es decir, la que más evita los guetos que perjudican a los alumnos de peor nivel socioeconómico. Allí, la probabilidad de que un estudiante del grupo más pobre de la sociedad se encuentre en su colegio con alguien como él es del 15 %, y tres de cada cuatro estudiantes están en una escuela que representa con exactitud la diversidad social de su entorno. En el otro extremo de la UE está Hungría, con un 40 % en el primer índice y con casi la mitad de la población escolar en centros que no son diversos. ¿Y España? ¿Y Galicia? La media nacional es mala, peligrosamente cerca de Hungría, mientras que los datos gallegos son muy positivos, a medio camino entre Suecia y Finlandia, en lo más alto de la equidad europea. Estas son algunas de las muchas conclusiones de un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, Cynthia Martínez-Garrido y Javier Murillo-, a partir de los datos de PISA 2015.

Las cifras gallegas, que en general son conocidas y un orgullo para la Consellería de Educación, indican que un niño que pertenezca al grupo social menos favorecido (exactamente, al 10 % más pobre) tiene un 15 % de probabilidades de acudir a la escuela con otro estudiante de su entorno o, lo que es lo mismo, un 85 % de poder convivir en clase con niños de espacios menos deprimidos; eso es lo que se denomina índice de aislamiento. Como se ve, es el mismo porcentaje que Finlandia. Si se abre el foco y se analiza el 25 % de los entornos más desfavorecidos y más ricos, la media indica que el alumnado gallego de los extremos sociales tiene un 26 % de probabilidades de estudiar en un entorno monocolor. Como es fácilmente comprensible, entre el 10 % más rico hay una mayor segregación que en el pobre: los muy ricos se relacionan sobre todo entre ellos y nada más que entre ellos. En el índice de aislamiento, Galicia está seis puntos por debajo de la media nacional, aunque ligeramente peor que Baleares, Aragón, Castilla y León, Cantabria y La Rioja.

Mejor es su situación comparativa en España en el otro análisis que se hace en el estudio. Se llama índice de Gorard y explica cómo una escuela representa la diversidad social de su entorno. En este sentido, el 29 % del alumnado gallego está en un centro que no representa de forma equilibrada la realidad social de donde vive (el 71 % sí). Y una vez más son los estudiantes privilegiados los que están no en un gueto, sino en una burbuja: el 38 % están en escuelas que no se corresponden con la sociedad. El porcentaje en el otro extremo, entre los más desfavorecidos, es del 28 %. Al final, la media de unos y otros indica que tres de cada diez alumnos están en una escuela poco representativa.

Con la inmigración, mucho peor

Si los estudios en cuestión de equidad socioeconómica benefician a las escuelas gallegas, cuando la segregación es con los inmigrantes las cosas pintan mucho peor. Los mismos investigadores realizaron un trabajo también sobre la base de PISA 2015 y ahí, si en vez de niños con pocos recursos se coloca a inmigrantes, el 44 % de los alumnos están en una escuela que no representa la sociedad. Es una escuela fuertemente segregadora, está en la media española y muy lejos del 26 % de, por ejemplo, La Rioja.

LA PEOR, MADRID

El distrito único dinamitó la equidad

En el estudio se incide en la razón que hay detrás de la segregación, y no es la presencia de emigrantes, sino que depende de decisiones políticas. Y ahí inciden en la Comunidad de Madrid, laboratorio de las ideas más liberales del PP. Entienden los investigadores que el distrito único -cada familia elige el colegio que quiere, no hay puntos por zona- ha dinamitado la equidad. También lo han hecho los centros bilingües, porque un niño que apenas habla español difícilmente tendrá un buen rendimiento con asignaturas en inglés; y todo se completa con el apoyo a la educación privada (cesión de parcelas públicas, por ejemplo) y la publicación de los ránkings de las pruebas externas de los centros.