El nuevo plan antiincendios sustituye todos los aviones ligeros por helicópteros

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Evolución de los incendios en Galicia
La Voz

La Xunta apuesta por ellos porque aúnan extinción desde el aire y transporte de brigadas

03 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El dispositivo que desplegará este año la Xunta para combatir los incendios forestales durante el verano tendrá como principal novedad la apuesta total por los helicópteros frente a los aviones ligeros, pequeños hidroaviones que necesitan volver al aeródromo para recargar agua en tierra. De los aproximadamente treinta medios aéreos que tendrá Galicia en la temporada de máximo riesgo, unos 25 serán helicópteros, mientras que el resto corresponderá a los grandes hidroaviones que envía cada año el Gobierno central.

La mayor versatilidad y operatividad de los helicópteros, que son capaces de cargar agua en piscinas o pantanos sin necesidad de volver a la base y que también pueden transportar brigadas de bomberos, les había ido otorgando año a año un mayor protagonismo en el dispositivo de lucha contra los incendios forestales. Sin embargo, este año la Consellería de Medio Rural ha optado por prescindir por completo de los cinco aviones ligeros -cuatro de extinción y uno de coordinación- que habían formado parte del operativo en las últimas campañas.

Además de las evidentes ventajas de los helicópteros, que pueden combinar la lucha contra el fuego desde el aire y en tierra moviendo a las brigadas en función de las necesidades, en la decisión de Medio Rural también han pesado los problemas que en los últimos años se encontró para poder formalizar los contratos de los aviones ligeros. La licitación de estos medios aéreos es más compleja porque su mercado es más cerrado y, por tanto, menos transparente. Unas circunstancias que provocaron que el año pasado los procesos de contratación quedaran desiertos, lo que obligó a la Xunta a acometer un mayor esfuerzo, tanto de gestión como presupuestario, para poder dotarse de las aeronaves necesarias para el plan antiincendios.

Así, de los once helicópteros que estuvieron operativos en el 2015 se ha pasado a los aproximadamente 25 de este año. Los problemas de la pasada campaña con los contratos de los aviones de carga en tierra convencieron además a Medio Rural de la conveniencia de hacer contrataciones plurianuales. Esto ha supuesto que en este ejercicio estén ya todos o contratados o en trámites, a excepción de un helicóptero de coordinación cuyo concurso quedó desierto y tendrá que convocarse de nuevo.

La treintena de medios aéreos con que contará el plan de lucha contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga) del 2017 estarán distribuidos en 21 bases operativas repartidas por toda la comunidad autónoma. En A Coruña son las de Castromaior, Queixeiro, Lomba y Lavacolla, mientras que en Pontevedra hay otras tres: Campiño, Queimadelos y Silleda. Lugo cuenta con las de Becerreá, Portomarín, Marroxo, Doade, Rozas y Reboira y Ourense, con ocho, es la provincia con un mayor número de aeródromos. Son los de San Xoán de Río, Toén, Vilamaior, Xurés, Beariz, Antela, Laza y O Barco. Este último estuvo cerrado, pero ha sido reabierto y estará este verano plenamente operativo y dotado con un helicóptero.

Solo tres de las 21 bases, las de Lavacolla (Santiago) y las ourensanas de Antela y Laza, acogerán a los grandes hidroaviones que aporta el Estado al dispositivo. En el resto operarán exclusivamente los helicópteros contratados por Medio Rural.

El dispositivo en tierra

El Pladiga de este año aún no está aprobado, aunque las líneas maestras serán las mismas que las de anteriores campañas. Eso supone que la Xunta desplegará a cerca de 5.800 personas para combatir los incendios forestales durante la temporada de máximo riesgo, que habitualmente va del 15 de julio hasta el 15 de septiembre (aunque los incendios ya han comenzado. Ayer mismo los equipos de extinción controlaban un fuego que quemó más de 125 hectáreas en Manzaneda). El dispositivo se elevará hasta los 7.000 efectivos contando con los agentes que aportan todos los años la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME).

El despliegue de personal se va haciendo de forma escalonada y se incrementa según se acerca el verano o en función de las condiciones meteorológicas y las alertas de peligro de incendios. Así, parte de los bomberos forestales trabajan todo el año, mientras que hay otro colectivo con contrato fijo-discontinuo de nueve meses que es el que se acaba de incorporar ahora. Concretamente, 610 efectivos de este cuerpo se sumaron el pasado 1 de marzo al dispositivo, del que formarán parte hasta el 30 de noviembre.

El tercer colectivo es el de los bomberos forestales que se suman a la campaña en verano y que solo están operativos durante tres meses. Unos y otros llevan a cabo tareas de prevención, especialmente antes del verano, y también de extinción.

En cuanto a los vehículos, el despliegue antiincendios volverá a contar con alrededor de 360 entre motobombas, palas o cisternas. Los años de crisis han envejecido sensiblemente el parque móvil del dispositivo, por lo que su renovación es una necesidad. Este año Medio Rural ya ha adquirido doce nuevas motobombas, equipadas con cisternas de 4.200 litros y cabina sencilla, con capacidad para dos personas. Estas doce se suman a las 43 que fueron entregadas el año pasado. A mayores, está abierto un procedimiento para el alquiler de 82 vehículos.