La dirección federal decidirá «en unos días» si nombra una nueva gestora en Galicia
15 mar 2017 . Actualizado a las 16:08 h.La dirección federal del PSOE ha decidido mover ficha para intentar resolver «en unos días» la situación completamente anómala en que ha quedado el partido en Galicia, después de que el pasado día 9 se agotara el mandato de la comisión gestora que preside la diputada compostelana Pilar Cancela. Desde Ferraz han abierto ya una ronda de consultas con varios representantes institucionales del PSdeG con el fin de ponerle fin al vacío de poder que ahora mismo impera en el partido, pues la gestora está incapacitada para reunirse y tomar decisiones con respaldo legal. Las especulaciones sobre el nombramiento de una nueva dirección en Galicia vuelven a la agenda, pero esta vez el alcalde de Vigo, Abel Caballero, aclara que la propuesta para que la presida Carmela Silva «es historia».
La gestora federal del partido, capitaneada por el asturiano Javier Fernández, está llamada a tomar una decisión «en unos días», apuntan fuentes próximas a Ferraz, que o bien pasará por renovar el mandato al equipo de Pilar Cancela, con el fin de que conduzca el PSdeG hasta la celebración del próximo congreso gallego, o bien consistirá en el nombramiento de una gestora nueva para asumir este cometido.
La decisión, ya sea en un sentido o en otro, puede alterar los equilibrios internos del partido en Galicia en vísperas de que se celebren las primarias a nivel federal para elegir al nuevo secretario general del PSOE, de ahí que desde Madrid prefieran actuar con cautela y consultar a varios dirigentes gallegos con el fin de enhebrar una solución en la que casi todas las familias del partido puedan sentirse cómodas.
Gestora afín a Besteiro
La actual gestora fue nombrada en marzo del 2016 para cubrir el hueco dejado por José Ramón Gómez Besteiro, tras dimitir como secretario general del PSdeG debido a la decena de imputaciones judiciales que le cayeron encima. Se trata de una comisión de diez personas, tan afín al propio Besteiro que incluso se permitió designar al frente de la misma a Pilar Cancela, la que fue su número dos en el partido, y a Luís Ángel Lago Lage, su responsable de finanzas y administración, a quien Besteiro ya había colocado antes -en noviembre del 2015- al frente de la gestora provincial de Lugo.
El mandato de esta dirección provisional gallega, con vigencia inicial de seis meses, expiraba durante la campaña de las elecciones autonómicas gallegas, de ahí que Ferraz, todavía con César Luena al frente de la secretaría de organización, la renovara por seis meses más, sin tener en cuenta la contestación que la figura de Cancela y su equipo ya habían despertado en Galicia, especialmente en la provincia de Pontevedra y en el entorno de Abel Caballero, que llegaron a pedir formalmente la dimisión de la número uno del PSdeG.
Tras la defenestración de Pedro Sánchez en Ferraz y la llegada del equipo de Javier Fernández, el alcalde de Vigo vio hueco y patrocinó una operación para intentar cambiar la gestora gallega por otra presidida por Carmela Silva, que tomaría así el control de la compostelana rúa de O Pino, donde se ubica la sede central del PSdeG.
El freno de Madrid
El asalto de Caballero no fue visto con buenos ojos en Ferraz, ni tampoco por algunos que compartieron trinchera con él en las primarias gallegas, como José Blanco, Xosé Sánchez Bugallo o Ricardo Varela, que entonces decidieron ponerse de perfil, mientras otros representantes institucionales del partido, caso de González Formoso, Darío Campos o Julio Sacristán, se apearon abiertamente de la propuesta impulsada desde Vigo.
A partir de ese momento, Madrid enfrió toda posibilidad de un cambio orgánico en Galicia, mientras Caballero se refugió en el confort de su fortín político de Vigo y de la FEMP.
Con todo, el impás al que se llegó en el PSdeG, con una gestora desprestigiada e incapaz de marcar el rumbo estratégico del partido, volvieron a poner sobre la mesa la necesidad de hacer alguna corrección. Y el agotamiento del mandato de la gestora le abre a Ferraz una oportunidad para intervenir y sondear la posibilidad de nombrar una nueva dirección más sólida y plural, pero con un encargo muy tasado, como es el de conducir el partido hasta el próximo congreso gallego. En paralelo, Ferraz también está llamado a decidir sobre la situación anómala creada en la provincia de Lugo, dirigida por una gestora desde ya hace año y medio.