¿Por qué arde el monte en Navidad?

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ana Garcia

La Xunta pone el foco en la intencionalidad y el tiempo, y el sector insiste en que hay que invertir más en ordenación

03 ene 2017 . Actualizado a las 16:43 h.

En contra de la creencia generalizada, el monte no solo arde en verano. También lo hace en invierno. Las condiciones meteorológicas inusuales de esta época del año son un factor: la vegetación pierde la humedad exterior y se seca con mucha más facilidad con la helada. La falta de lluvias y los vientos fuertes propician que fuegos que podrían quedarse en simples conatos se extiendan. Y en los últimos días los incendios han afectado fundamentalmente a las sierras orientales de la provincia de Ourense. Desgraciadamente, los fuegos en esta época del año no suponen una cifra marginal, aunque afectan a menos superficie porque tampoco se dan las mejores condiciones para su propagación, como sí ocurre en verano. «En número de lumes, os que hai no inverno son a metade dos do verán, é dicir, un 25 % dos que se producen en todo ano, o que revela que segue habendo unha intencionalidade clarísima, xa que non se dan as causas naturais», revela Jacobo Feijoo, secretario xeral da Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga).

Medio Rural también pone el foco en el factor humano. Y recuerda que los informes oficiales muestran que tres de cada cuatro incendios en la comunidad son intencionados y representan, desde el 2006, más del 75 % del total. Elier Ojea, presidente de Confemadera Galicia, apunta que en la incidencia de estos días puede haber un exceso de confianza por parte de quienes hacen quemas en días o en condiciones que no son las más idóneas. «Esta es la hipótesis que se me ocurre como más probable, porque la mayor parte de lo quemado estos días es monte bajo», aclara. Con todo, recuerda que es necesario invertir más en ordenación y en gestión forestal para poder reducir el elevado gasto en extinción. «El cáncer hay que prevenirlo y no gastarse luego un dineral en tratamientos que son ya demasiado costosos», apunta Ojea.

Otra versión

Medio Rural, por su parte, dice que un monte desbrozado tiene muchas menos posibilidades de arder, pero eso no significa que el riesgo sea cero. «Só hai que fixarse nos lumes que afectaron este verán aos concellos de Porto do Son e Arbo, uns montes ordenados e limpos, xestionados polas propias comunidades da zona», precisan desde la Xunta. El departamento que lidera Ánxeles Vázquez defiende la estrategia de prevención y recuerda que es ahora cuando se llevan a cabo las quemas controladas para eliminar el combustible por parte de los efectivos de la consellería. «Cómpre lembrar que o 98 % da superficie forestal galega, uns 2 millóns de hectáreas, son propiedade de particulares e o seu deber é manter os seus predios en boas condicións», responde Medio Rural a las críticas sobre posibles fallos en la prevención.

Juan Picos, ingeniero forestal y profesor en la Universidade de Vigo, recuerda que los incendios invernales no son un fenómeno raro, y precisa que el segundo período del año con más fuegos se da entre finales del invierno y el comienzo de la primavera, especialmente en la cordillera Cantábrica. Unos fuegos que, a su juicio, se asocian al uso voluntario para «rejuvenecer pastos» y que, en áreas de montaña, pueden desencadenar fenómenos erosivos graves.