Los peajes en las autopistas de la Xunta subirán entre un 2 y un 3 % en enero

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Los precios en cada tramo
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Recorrer la AG-55 pasará de 2,45 a 2,5 euros, mientras que la AG-57 subirá de 1,6 a 1,65

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los conductores que transiten a partir del 1 de enero por las autopistas de titularidad autonómica tendrán que rascarse el bolsillo un poco más de lo que lo hacen ahora. Circular por la AG-55 (A Coruña-Carballo) se encarecerá el próximo año un 2 %, mientras que recorrer la AG-57 (Vigo-Baiona) será un 3,1 % más caro. En el primero de los viales, el precio del peaje para motocicletas, turismos, microbuses, furgones y furgonetas pasará de 2,45 a 2,5 euros, y en el segundo los usuarios que lo atraviesen en su totalidad pasarán de abonar 1,6 euros a 1,65. En el caso de la autopista que une A Coruña y Carballo, por la que circulan cada día, según los datos de la Axencia Galega de Infraestruturas, 12.708 vehículos, el tramo que se encarece es el que enlaza Arteixo y Carballo, que pasa, en el caso de los turismos, de 1,9 a 1,95 euros. En los restantes tramos, la tarifa se mantendrá invariable con respecto a la actual.

Mientras, la vía de alta capacidad que enlaza Vigo y Baiona subirá de precio en los tramos Vigo-A Ramallosa, donde pasará de 0,95 a un euro; Vigo-Baiona, que costará 1,65, cinco céntimos más que actualmente; y Vincios-Gondomar, cuyo precio es actualmente 0,5 euros y que a partir de enero pasará a costar 0,55. Esta infraestructura es utilizada diariamente por diez mil conductores, según los datos oficiales de aforo.

También los vehículos pesados

La subida de los precios afectará también a los vehículos pesados. Los de segunda categoría que crucen la AG-55 tendrán que gastar en el trayecto cinco céntimos más que actualmente, un total de 3,7 euros. Mientras, los de tercera categoría tendrán que pagar cinco céntimos más por el tramo Arteixo-A Laracha, que pasará a costar 1,45. También cinco céntimos se encarecerá la autopista entre A Laracha y Carballo para este tipo de vehículos, que pagarán por ese tramo 1,65 euros.

En el caso de la vía entre Vigo y Baiona, para los pesados de segunda categoría subirá el tramo entre Vincios y Baiona de 1,95 a 2 euros; y para los de tercera clase subirá cinco céntimos en los trayectos que unen Vigo y Gondomar, Vincios-A Ramallosa y Vincios-Baiona, mientras que los tramos restantes mantendrán las tarifas del 2016.

Es la primera vez en cuatro años que la Xunta decide subir los peajes de sus autopistas. ¿Por qué lo hace? Según explica la Administración autonómica, porque está obligada a ello, ya que según la normativa las tarifas de las vías de pago deben ajustarse cada año de forma estricta a la subida del IPC, y de ahí el alza prevista para el 2017.

La Xunta congeló los peajes en los años 2014 y 2015, una medida que circunscribió a la crisis económica. El presidente del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijoo, lo recordaba esta misma semana en el Parlamento: «Nestes anos de crise non só non subimos, senón que as conxelamos e baixamos, ademais de construír 200 quilómetros de vías de alta capacidade con peaxe cero». Hace ahora un año, la consellería que dirige Ethel Vázquez tomó la decisión, inédita hasta ese momento, de bajar las tarifas para este año 2016, y en efecto, a lo largo de este ejercicio circular por la AG-57 y por la AG-55 fue entre un 2 y un 3 % más barato que en el 2015. Ahora la Xunta ha tomado la decisión contraria, de manera que el coste de ambas vías para los conductores vuelve a los valores del 2015.

Desde que en el año 1998 se abrió el tramo A Laracha-Carballo -el tramo A Coruña-A Laracha se había abierto en 1993-, la autopista de la Costa da Morte comenzó a cobrar peaje. Entonces cruzar esta vía costaba 240 pesetas (1,44 euros). Desde ese momento, y pese a la contención de los últimos años, se ha encarecido un 73,6 %. Mientras, cuando en 1999 se abrió la AG-57 el peaje costaba 165 pesetas (0,99 euros). Cuando en enero se produzca la subida, la autopista de Val Miñor será un 66,7 % más cara que el día de su inauguración.

El debate de los peajes cobra protagonismo de forma periódica en la actualidad política gallega. Esta misma semana fue tratado en el Parlamento, donde el presidente de la Xunta dijo, al respecto en este caso de la AP-9, que solicitará su transferencia al Gobierno central, una medida que la oposición siempre ha reclamado para que Galicia tenga capacidad de decisión sobre los peajes de esta infraestructura estratégica para la comunidad.

A la espera de la decisión de Fomento sobre las tarifas de la AP-9 y la AP-53

Aunque el Ministerio de Fomento ya dispone del resultado de la fórmula que utiliza cada año para calcular cómo deben evolucionar los peajes, todavía no ha dado a conocer las tarifas del año que viene para las autopistas del Atlántico y Santiago-Dozón, las dos vías de pago cuya titularidad corresponde al Gobierno central.

Según esa fórmula, el índice de actualización para el 2017 sería negativo y, por tanto, los peajes de las autopistas deberían bajar un 0,4 %, pero por el momento ese porcentaje no ha sido oficializado por el Gobierno central.

El año pasado las autopistas estatales también bajaron en Galicia. En el caso de la AP-9, la rebaja aplicada en la red estatal supuso un descenso de cinco céntimos en el recorrido completo entre Ferrol y Tui, una bajada que también se aplicó en siete tramos no ubicados en el eje principal de la infraestructura. En el caso de la AP-53, la rebaja fue solamente del 0,1 %.

Hasta el estancamiento de las tarifas del sector en el 2015, en lo que va de siglo las autopistas gallegas subieron una media anual de 2,5 % sus tarifas. A partir del 2018, Audasa, la concesionaria de la AP-9, podrá comenzar a repercutir en sus peajes las obras de ampliación del puente de Rande y de Santiago.