Camilo Nogueira, el gallego «teimudo»

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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Todas las fuerzas parlamentarias participaron en el homenaje rendido en Santiago al exdiputado, del que destacaron su tesón para defender sus convicciones políticas

12 nov 2016 . Actualizado a las 17:10 h.

«É moi teimudo». Esta es una cualidad que muchas de las personas que anoche subieron al escenario del Auditorio de Galicia, en Santiago, le atribuyeron al exdiputado Camilo Nogueira, durante el homenaje que le rindieron por su larga trayectoria política coincidiendo con su 80º aniversario. Y ciertamente tiene mucho de terco, porfiado e implacable a la hora de defender sus convicciones. No quería ningún acto de reconocimiento. Lo dijo. Y al ver que no lo cancelaba, llegó a plantarse en una reunión de la comisión organizadora para decirles, testarudo, que no siguieran adelante. Al final, el también exdiputado Xan López Facal le advirtió: «Mira nós imos facelo, e se queres non vaias».

La anécdota la narró anoche el escritor Suso de Toro, compañero de fatigas de Camilo Nogueira desde los tiempos del POG (Partido Obreiro Galego), la formación fundada por Nogueira y que precedió a Esquerda Galega, con la que con el que se convirtió en diputado del primer Parlamento de Galicia, en 1981, y que le brindó la oportunidad de hacer numerosas aportaciones al edificio de la autonomía, que van desde el consenso político en torno a la Lei de Normalización Lingüística, que surgió de una iniciativa suya, hasta las ley de Símbolos de Galicia, la de la capitalidad y o incluso la de universidades.

El escritor Manuel Rivas, uno de los conductores del homenaje, lo describió como «un gran construtor de escaleiras», pues entiende que en política siempre representó los puentes, el posibilismo y la mano tendida. «Encarna todo aquilo no que se pode confiar», abundó.

Por su parte, la periodista Fernanda Tabarés, directora de V Televisión, también conductora del acto presentó al exdiputado como «un dos bos e xenerosos», capaz de reunir en torno a él a personas de muy diversas ideologías.

Fe en los ideales

Al homenaje se sumaron también los cuatro portavoces políticos en el Parlamento gallego. Ana Pontón (BNG) destacó del veterano dirigente que «non hai maioría que aplaste a súa fe nun ideal», como demostró durante buena parte de su trayectoria. Otra vez e hombre teimudo.

Gorka Knörr, de Eusko Alkartasuna, que coincidió con el vigués de eurodiputado en Bruselas, también puso de referencia las firmas convicciones en las potencialidades de su país, Galicia, y de su lengua propia, el gallego, destacando además la de veces que el tozudo Camilo Nogueira le dio la paliza hablándole de la historia de Galicia y de los Trastámara.

El portavoz del PP, Pedro Puy, recordó al Nogueira de la negociación del Estatuto de Autonomía, que formaba parte de la comisión de los 16, donde también participaba su padre, Francisco Puy, Por parte, Xoaquín Fernández Leiceaga, aludió al exdiputado como «un gran arquitecto de moitas cousas», que pese a no lograr poder ejecutivo, tuvo una influencia enorme al conforma esa visión europeísta del nacionalismo.

«Seguiremos o teu ronsel», le dijo Luís Villares, portavoz de En Marea, desde el proyecto político en que está implicado para luchar por una Europea libre y social.

La lección a extraer de cuando en 1800 Galicia superaba en población a Cataluña y Madrid

Camilo Nogueira no quería un homenaje, pero sus nietos y amigos lo obligaron a subir al escenario del Auditorio de Galicia para improvisar un discurso. Uno a uno fueron repasando aspectos de la vida personal o de la trayectoria política del ingeniero vigués que se empezó a ganar la vida en la factoría de Citroën y que cuando fue despedido, por participar en una huelga, entregó la indemnización que le dieron -como ayer recordaron- a la caja de resistencia de Ascón para sustentar a los trabajadores del astillero.

Ana Miranda, que fue colaboradora de Nogueira en Bruselas antes de convertirse ella misma en eurodiputada, se acordó de los días de bocadillo y jornadas interminables en la Eurocámara, pues el exdiputado quería estar al tanto de lo que se cocinaba en cada comisión.

Exigente en el trabajo, pero también generoso. Nacionalista y a la vez aperturista, pues, como él dijo, las fronteras de Galicia no acaban en Pedrafita, sino que, por arte de su lengua, lindan con Sudáfrica a través de Mozambique y llegan a Portalegre (Brasil).

Así es Nogueira, un hombre que no quería homenaje, pero que ayer impartió una lección de cuando, en el año 1800, Galicia tenía 24 habitantes más que Madrid y duplicaba los de Cataluña. Animó a analizar cómo se perdió esa pulsión en tan poco tiempo, y de ese análisis extraer las lecciones correspondientes para el debate sobre el declive demográfico tan actual hoy en día.