A Alfonso Basterra le atribuyen un papel principal a la hora de diseñar la estrategia del crimen
12 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Alfonso Basterra (Bilbao, 1964) era periodista de profesión, aunque apenas ejerció. Trabajó un corto período de tiempo en un periódico local y colaboraba eventualmente en una radio, pero desde que el 26 de octubre de 1996 se casó con Rosario Porto vivió casi exclusivamente del dinero de su mujer. Y no era poco, ya que su suegro, Francisco Porto, fue uno de los abogados más reputados de Santiago. Esa vida fácil termina meses antes del crimen, el 14 de febrero del 2013. La crisis matrimonial, con infidelidad incluida por parte de ella, acaba en divorcio y de la noche a la mañana él se ve malviviendo en un piso de dos habitaciones con cuatro muebles. Se ve obligado a sobrevivir de un pequeño préstamo que le hace una de sus tías. Su ex lo ignora y lo desprecia, y él se obsesiona y la persigue. El 26 de junio todo cambia. Rosario cae enferma y, sin hermanos ni padres, él es su único sostén. Es en este momento cuando los investigadores consideran que comienzan a urdir el plan para asesinar a la pequeña. A Basterra le atribuyen un papel principal a la hora de diseñar la estrategia. No solo para acabar con la vida de la niña, sino para asegurarse de que él nunca apareciese como culpable. La motivación que le atribuyen es doble. De un lado, el rencor hacia su exmujer porque había vencido su dominio y ya no lo necesitaba. De otro, quería vivir de su dinero. Un experto en el caso llegó a definirlo como un «Bretón al revés», que en lugar de matar a su hija para vengarse consumó su revancha haciendo que fuese ella misma quien la matase.