Una competición de Feijoo contra todos

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Agencias

El PP sale a defender su mayoría apelando a su unidad frente a las divisiones de las fuerzas de izquierda

21 ago 2016 . Actualizado a las 20:09 h.

Alberto Núñez Feijoo se muestra hacia fuera como ese líder político que despacha en una tarde la elaboración de las listas del PP y le sobran horas. Carece de la impronta de Manuel Fraga, pero acumula más poder interno del que nunca tuvo el fundador del partido. A Feijoo nadie le rechista. Y la prueba evidente es que copó los puestos de salida de las candidaturas con más de veinte miembros de su Gobierno (conselleiros, delegados territoriales y altos cargos) sin que saltara a la luz la más mínima crítica.

Enfrente, hay más ruido. La unidad ya ni se intenta. Para pelear por un escaño no falta quien se meta en el fango hasta la bragueta o se parapete en su reino de taifas a resistir los embates. Eso sí, una vez que concluyó el farragoso proceso de elaboración de listas, toda esa pluralidad de la izquierda está llamada a conjugarse en un objetivo común: desalojar al PP de la Xunta. Este es el punto de arranque de la carrera del 25S, una competición de Feijoo contra todos.

El PP ya ha empezado a articular un discurso a la medida del adversario, contraponiendo la unidad interna de la que presume al talón de Aquiles de las divisiones que hay en el rompecabezas de enfrente. «Destas candidaturas non vai a saír ningún Grupo Mixto», dijo Miguel Tellado, jefe de la campaña del PP, hurgando en las heridas.

NETO

Porque si algo está quedando claro en el PSdeG es que las tensiones por la listas no van a concluir con su aprobación. Los díscolos con la dirección gallega tienen planificada una campaña para laminar a su propio candidato, Leiceaga, pues entienden que cuanto mejor le vaya a él peor les irá a ellos. Primero fue Abel Caballero en sacar el látigo, ayer Carmela Silva, luego vendrán Pachi Vázquez, diputados críticos, alcaldes despechados... Y así hasta el próximo congreso federal, porque de eso va la cosa, de mirar hacia Sevilla y ser más susanista que nadie para resarcirse en unos meses, aún a riesgo de reventar el partido, de la derrota encajada en las primarias.

No están mejor las cosas en En Marea, que no tomó color azulado, como se preveía, sino morado. La llamada de Pablo Echenique a impulsar las velas del barco surtió efecto y las diferentes facciones de Podemos se quedaron con más derecho a escaños que nadie. La aspiración inicial de convertir En Marea en una fuerza autóctona capaz de mejorar lo que significó el BNG saltó por los aires con la minorización de Anova en las listas y la sustitución del huracán Beiras por un candidato decidido a pescar en el caladero de la ley y el orden, donde ya hay demasiadas cañas.

Completan la paleta Ciudadanos, sin referentes ni posición conocida en Galicia, y el BNG muy menguado, que está por ver si sabrá sacar de dentro su raza para existir. De ello, de que sus votos se traduzcan en escaños, va a depender que haya alternativa.