Quién sabe dónde está Manuel

Toni Silva A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Toni Silva

Paco Lobatón se ha interesado por el ganadero de Vilasantar, que lleva 46 días desaparecido

06 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La próxima semana se cumplirán cincuenta días sin noticias de Manuel Vázquez, el ganadero de Vilasantar (A Coruña) que huyó de su casa tras forcejear con cuatro agentes de la Guardia Civil en la tarde en que iban a llevarse su ganado maltratado. Aquel gesto antes de desaparecer, aquella agresión a un agente de la autoridad, le convirtió automáticamente en fugitivo. Así se lo acaba de recordar el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, en una carta al alcalde de Vilasantar, quien le reclamaba ayuda para dar con el vecino.

 

En la misiva, Villanueva señala que buscar sí se le busca, pero «como una persona pendiente de detención, sujeto a investigación judicial». Paralelamente, la familia de Manuel dedica los fines de semana -y cuando las labores en la granja lo permiten-, a recorrer los alrededores. El temporal que cubrió de nieve la semana pasada el entorno ha sido un puntapié a sus esperanzas. Su hermano José Luis lo dice con una crudeza que conmueve: «Xa buscamos en barrancos ou lugares onde poida estar morto, xa non ten sentido outra cousa». La aparición esta semana de un cadáver en un descampado de Betanzos les hizo creer que habían llegado al final del caso. Pero finalmente se trataba de un vecino de Santiago.

El llamativo caso de Manuel, que traspasó la línea de la Ley justo en el momento de su huida, ha llamado la atención a una de las referencias periodísticas en la búsqueda de personas desaparecidas, Paco Lobatón, que hoy mantiene una sección de su ¿Quién sabe dónde? en las mañanas de Televisión Española.

Hace unos días, José Luis recibió la llamada de su equipo para interesarse por el caso y anunciar una inminente visita. «Dixeron que ían esperar un tempo a que traballara a Guardia Civil por se daban con algunha pista», añade el hermano.

Obsesionado con tener vacas

La mala gestión del ganado ha marcado esta historia que no promete un final feliz. La familia de Manuel asegura que era una persona «máis ou menos normal» salvo cuando se le mencionaban sus vacas. Ese era su objetivo vital: tener cada vez más y más ejemplares. Pero eso significó más y más gasto hasta que todo reventó. Llegó a renunciar a su propia comida para dársela a los animales. «Traíamoslle leite envasada para el e un día decatámonos de que lla daba de beber aos tenreiros», recuerda José Luis. Así que la familia optó por entregarle comida elaborada y que repelieran las vacas, para garantizar que Manuel la comía.

Manuel estudió en Coristanco un curso de Educación y Formación Agraria en régimen interno. A su regreso a Vilasantar, trabajó en una fábrica de montaje de muebles antes de pasar la mili entre Plasencia (Cáceres) y Madrid. Regresó de nuevo a Cezar y comenzó a ayudar en casa, donde había apenas cinco vacas. Manuel es el tercero de cuatro hermanos. Durante los primeros días de su desaparición y, a espaldas de la Guardia Civil, un sobrino acudía a dejar comida a un refugio al medio del monte donde Manuel solía dormir cuando había ataques de lobos para defender su ganado. Pero la comida seguía intacta con el paso de los días.