Las vacaciones dejan en estado crítico a los bancos de alimentos

Natalia pablo, m. santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Marta Clavero

El aumento de la demanda y la disminución de las ayudas por parte de las empresas durante el verano agrava la situación de estas organizaciones

18 ago 2015 . Actualizado a las 08:50 h.

En este último año, muchos han empezado a hablar del final de la crisis, pero otros, los más escépticos, no ven tan próximo este desenlace. Entre ellos, los presidentes de los diferentes Bancos de Alimentos de Galicia, que comprueban cómo la cifra de familias y entidades a las que ayudan no deja de crecer y ya alcanza las 100.000 personas. «Puede que digan que la crisis se está acabando, pero nosotros no lo notamos. Yo creo que se genera más empleo, pero son trabajos muy precarios, con sueldos muy bajos que a muchos no les llega para para cubrir todos sus gastos. Además, mucha gente ha dejado de cobrar el paro, y no tiene ningún ingreso al mes» explica el presidente del Banco de Alimentos de Vigo, Pedro Pereira. Para Pereira, seguimos en época de «vacas flacas», pero por suerte, la gente es más solidaria que nunca. «En el 2007, cuando empezaba la crisis, hubo menos donaciones de comida, pero a partir de ahí, las ayudas no solo se han mantenido, sino que han ido creciendo con el paso de los años. La gente está echando una mano más que necesaria» recalca.

Pero durante el verano, estas organizaciones se enfrentan a un nuevo problema. A las atenciones que realizan de forma habitual, los bancos de alimentos han tenido que sumar a nuevas familias que han solicitado su ayuda para compensar el cierre de los comedores escolares. De hecho, en Lugo, la presidenta del Banco de Alimentos, Amadora Núñez, habla de la época estival como la más crítica para la organización. «En estos meses se generan menos ayudas porque la gente está de vacaciones. Se nos han acabado las galletas, el azúcar, el cacao, la harina y las legumbres» puntualiza. Son productos básicos para la alimentación de cualquier persona, y muy especialmente si se trata de niños pequeños. Pero en Lugo ya han encontrado una solución en caso de que esta situación continúe. «Podemos hacer una Operación Kilo relámpago, pero normalmente les pedimos a las empresas que nos ayuden comprando algún producto que nos falte. También es frecuente que hagamos intercambio entre los bancos de las diferentes provincias».

Un poco más al norte, en el Banco de Alimentos Rías Altas, Luis Camba reconoce que casi siempre falta algún producto. En esta ocasión, faltan cacao, alubias, vinagre y sal, pero Camba confía en que «aguantaremos hasta noviembre, que es cuando organizamos la Gran Recogida».

Pero independientemente de la provincia, los representantes de cada una de las entidades coinciden en que cada año, los resultados son mejores. Así, con respecto a la Gran Recogida de 2013 -en la que consiguieron medio millón de kilos de comida - la de 2014 arrojó unas cifras muy superiores. «Se recogieron unos ochocientos mil kilos de comida, pero estoy seguro de que en la de este año llegaremos al millón de kilos» explica el presidente de la Federación Gallega de Bancos de Alimentos, José Pita. Eso sí, Pita resalta que estos resultados no serían posibles sin la ayuda de la gente y de las empresas que «se vuelcan para ayudarnos cada año», aunque, según dice, los voluntarios juegan también un papel fundamental dentro de los bancos de alimentos.

«Sobre todo nos dedicamos a ayudar a familias con niños pequeños»

Amigos de Galicia nació en 1987 con una misión clara, promocionar la cultura y el turismo gallego. Continuaron ayudando a aquellos que se encontraban fuera de Galicia y que estaban sin recursos. Pero casi treinta años después, sus prioridades han cambiado por completo. «Cuando empezó a haber problemas en España, los que vivían en Galicia acabaron también pidiéndonos ayuda. Ahora ayudamos a las familias gallegas, ofreciéndoles no solo ropa, calzado y alimento, sino también asistencia laboral. En definitiva, ayudamos a las familias a integrarse socialmente, por así decirlo» cuenta el presidente de la fundación, Jesús Busto. Gracias a Amigos de Galicia, muchos han conseguido trabajo, aunque tal y como señala Busto, «la mayoría son trabajos temporales, no les ayudamos todo lo que nos gustaría».

Podría decirse que fue en el año 2008 cuando la fundación comenzó a dedicarse profesionalmente a la asistencia social, y hasta el momento no les falta trabajo. De hecho, a día de hoy atienden a unas 32.000 personas al mes, de las cuales la mayoría son niños. Por eso, Busto señala que la prioridad de esta organización son «las familias con niños, sobre todo ahora que han cerrado muchos comedores escolares. El verano es una época difícil para la fundación, de más trabajo. Ahora estamos preparando la vuelta a los colegios, y daremos unas 1.800 mochilas y material escolar para los niños» explica Busto.

En cuanto a los recursos, Busto señala que la labor de Amigos de Galicia no sería posible «sin la ayuda de los fondos europeos, de la Administración pública y de las empresas gallegas». Aun así, parte del mérito es de los más de 300 voluntarios que colaboran día a día con la fundación. «Son bastantes, pero cuantos más mejor. Sobre todo porque los usuarios de Amigos de Galicia están muy dispersos, y necesitamos una gran infraestructura para llegar a las familias que se encuentran, por ejemplo, en el medio rural» cuenta Busto. Pero además de las tareas habituales, en Amigos de Galicia tienen cabida todo tipo de profesionales. Por ejemplo, Manuel Neira, abogado jubilado, se encarga de asesorar jurídicamente a las personas que acuden a la fundación. «Es un trabajo duro, porque me encuentro con todo tipo de problemas. Me han llegado casos de violencia de género, pero también de desahucios o de impago de nóminas» explica el letrado.