¿Cuándo supo la catedral que le robaban dinero?
Por mucho que lo ha intentado el tribunal, esta es una cuestión que no han aclarado los canónigos que han declarado hasta el momento como testigos. Manuel Iglesias, que fue administrador de la catedral de Santiago entre el 2002 y el 2011, aseguró que él comenzó a notar en el 2003 que había desfases entre lo contabilizado y lo que finalmente se ingresaba en el banco. Dijo que ese fue el motivo por el que hicieron arqueos de caja y por el que instaló una cámara de seguridad en su despacho, donde estaban las dos cajas fuertes en las que se guardaba el dinero. El magistrado presidente, Ángel Pantín, le preguntó sorprendido cómo dejó pasar siete años y no tomó cartas en el asunto. No obtuvo respuesta. La realidad es que solo actuaron cuando, tras la detención de Castiñeiras, se hallaron en sus pisos 1,7 millones de euros.
¿Habrían descubierto al exelectricista si no se hubiese llevado el libro?
El juicio ha puesto de manifiesto que en la catedral había algunos canónigos que no se fiaban nada de Castiñeiras. El actual deán, Segundo Pérez, no llegó a declarar pero iba a relatar cómo ya hace mucho años sorprendió robando al exelectricista en el Instituto Teológico. Lo mismo que relató el párroco de la Corticela, Juan Filgueiras. Sin embargo, el acusado siguió campando a sus anchas por la basílica. Es muy probable que, de no haber sustraído presuntamente el Calixtino, sus también supuestos robos de dinero jamás habrían salido a la luz. De hecho, Manuel Iglesias nunca llegó a visionar las grabaciones en las que aparecía Castiñeiras cogiendo fajos de billetes en su despacho y su sucesor como administrador, Luis Otero, jamás prestó atención al dispositivo e incluso perdió la clave para usarlo.