«Ser sepultureiro é un traballo como outro calquera»

GALICIA

Los 40 candidatos a una única plaza de enterrador que se examinaron ayer en Marín aprobaron la primera prueba

27 ene 2015 . Actualizado a las 10:29 h.

Todos aprobados. Los 40 candidatos a la única plaza de enterrador que oferta el Concello de Marín y que ayer hicieron el examen teórico superaron la primera criba. Y eso que algunas preguntas, por su carácter técnico o por su enunciación en gallego, dificultaron la selección de las respuestas tipo test a más de uno de los aspirantes. Una de esas palabras poco usadas y de las que se quejaron más, fratás, curiosamente no figura en diccionario de la web de la Real Academia Galega, y sí en el de la RAE, pero su empleo no es frecuente. Si lo dudan, pregunten a sus conocidos. Es una especie de llana. Por eso, al acabar, cuando muchos de los candidatos comentaron sus impresiones, esta palabra se convirtió en la estrella de la jornada. «Mira no Google. ¿Que é un fratás?», debatían en un grupo a la puerta de la biblioteca donde se realizó el ejercicio. La respuesta se hizo esperar. De hecho, se fueron sin ella y pesando que la palabra no era castellana. «Suponse que temos o nivel dun Celga 3», afirmó uno de los alumnos, que prefirió el anonimato. Varios confesaron que respondieron a ciegas porque no la entendían, y no fue la única. Un mal menor: si fallaban, aún quedaban otras 49 cuestiones. Otras preguntas fueron más sencillas para todos, pero a la vez revestían un carácter técnico para el que también se tuvo que informar más de uno. La mayoría de los candidatos no son albañiles ni operarios de la construcción. Son cuestiones básicas sobre la profesión de un trabajador de un cementerio, algo que puede esperarse de este tipo de ejercicios y para lo que estaban ya prevenidos al leer el temario que publicó el Concello. ¿Cuál es la profundidad mínima de una fosa? ¿Cuánto mide un nicho? Si estas cuestiones pueden ser relativamente fáciles, ahí va otra más: ¿Cuántos cementerios hay en Marín? Esta se puso en el examen porque se espera que el enterrador conozca la normativa municipal y los camposantos. Número de diputados Otras preguntas se antojan más alejadas de la profesión de enterrador. Uno de los aspirantes, que trabajó de cartero, indicó: «Nos preguntaron cuántos diputados hay en el Congreso». Esta pregunta no solucionará ningún problema en el oficio de abrir nichos, sepultar muertos y cuidar cementerios, pero como trabajador público se espera que el ganador de la oposición tenga una idea clara de cómo funciona la Administración a todos los niveles. Alejandro Rouco, marinense de 27 años, manifestó: «Había preguntas como ??¿Quién elige a los concejales???». Debió de responder bien, porque tuvo una de las calificaciones finales más altas. Pese a los nervios confesos de varios y el lenguaje demasiado técnico del test para otros, todos los interesados aprobaron. Hubo dos cincos y dos nueves y la media estuvo rozando el siete. Dos licenciados Entre los 40 inscritos había dos titulados superiores (un licenciado en Historia y un ingeniero). Cosas de la crisis, como confesaban muchos de los aspirantes. Una plaza de sepulturero no es el sueño de muchos, pero al menos es un trabajo, y además fijo, en los tiempos de la precariedad laboral. Así explicó su motivación Ángel Torres, de 37 años, de Marín: «Llevo veinte años en la construcción y cuatro en paro. Me presenté porque hay que buscar algo». José Calviño, mecánico de 49 años, también marinense, afirmó: «No hay otra cosa, uno busca lo que se puede». Pocas deben de ser las mujeres enterradoras en Galicia. En Marín al menos no hay ninguna. Sin embargo, para esta profesión tradicionalmente de hombres, también optaron tres mujeres. «Non sei de ningunha sepultureira, pero tamén falta que haxa unha primeira vez, e ¿por que non probar?», preguntaba María del Carmen Ligero, auxiliar de clínica. «É un traballo fixo como outro calquera». Todos volverán a reunirse el día 27. Será el examen práctico y definitivo. Entonces, solo podrá quedar uno. En el Concello están sorprendidos por la repercusión de la convocatoria. Hay gente que viene incluso desde Vigo. No debieran extrañarse tanto. En el 2012, en Baiona, fueron 121.