El ladrón, el exdeán y el juez instructor son los grandes protagonistas del caso
20 ene 2015 . Actualizado a las 07:59 h.La historia del robo del Códice Calixtino puede narrarse a través de sus protagonistas directos. Nueve caras que son las que estarán presentes en el juicio que arrancó ayer en Santiago y en el que se analizarán hechos que se remontan mucho más allá de la desaparición del famoso libro.
El ladrón
Manuel Fernández Castiñeiras. Su relación con la catedral de Santiago se inicia en 1980, donde trabaja muchos años como electricista. Mantenía con el exdeán, José María Díaz, una relación de amistad que él mismo ha dejado caer que fue más allá. Algo sucedió y fue despedido, lo que hizo suponer a los investigadores que se llevó el libro por venganza. Confesó el robo, pero solo del Códice y no de los 1,7 millones de euros que hallaron en sus viviendas. Se enfrenta a una pena de 15 años de cárcel.
El exdeán
José María Díaz. Si Fernández Castiñeiras robó el Códice para vengarse del que era deán de la catedral es evidente que consiguió su objetivo. La Conferencia Episcopal acabó por exigir su dimisión y apartarle ante el escándalo por el evidente descontrol que existía en la basílica compostelana y las acusaciones de que en ella había robos de dinero y sexo de forma habitual. Es esta parte aún sin aclarar del caso la que más preguntas sigue desatando, de ahí que la declaración de Díaz como testigo sea, tras el del ladrón del Calixtino, el testimonio más esperado.
La esposa
Manuela Remedios Nieto. Pese a que también fue detenida el 3 de julio del 2012 y de que también se sienta en el banquillo, la policía no llegó a la conclusión de que supiese o participase en el robo del Calixtino o del dinero de la catedral. Eso sí, consideran que blanqueó esos fondos, por lo que el fiscal le pide un año y medio de prisión y una multa de 300.000 euros por delito fiscal.
El hijo
Jesús Fernández Nieto. Está acusado de delito fiscal como su madre y el ministerio público le solicita la misma pena.
El juez instructor
José Antonio Vázquez Taín. Famoso antes de llegar a Santiago por sus operaciones contra el tráfico de drogas en Vilagarcía, fue también el instructor del crimen de Asunta. Tanto su papel en el robo del Códice como en el asesinato de la niña fue muy polémico y recibió muchas críticas del mundo judicial, más que por su labor en la investigación, por la publicación de dos novelas que evocan a ambos casos, la referida al Calixtino de forma mucho más directa. El desgaste que le produjo esta situación le llevó a pedir el traslado y hoy ejerce como juez de lo Penal en A Coruña.
El presidente del tribunal
Ángel Pantín. Es el presidente de la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, que tiene su sede en Santiago. Preside también el tribunal que juzga el robo del Códice, del que forman parte otros dos magistrados.
La abogada defensora
Carmen Ventoso. Con despacho en Vilagarcía y con no pocos narcos arousanos como clientes, la letrada del ladrón del Códice ha centrado su estrategia en solicitar la nulidad de todo el proceso.
El fiscal
Antonio Roma. Experto en patrimonio, es uno de los fiscales más conocidos de Galicia, especialmente por ser también el representante del ministerio público en el descarrilamiento de tren de Angrois. Tiene en su mano numerosas pruebas contra el acusado, como los vídeos de seguridad que lo captaron robando dinero en el despacho del administrador de la catedral o el hecho de que en los registros se hallara el Códice y los 1,7 millones que reclamó el Cabildo.
El abogado de la catedral
José Antonio Montero. Como representante legal de la Iglesia, además de acusar a Fernández Castiñeiras del robo del Códice y de 2,3 millones de euros, su papel será el de intentar impedir que el exelectricista de la catedral vuelva a verter sus acusaciones sobre robos y sexo en las que implicó al exdeán. El abogado ha advertido que denunciará por injurias y calumnias al acusado si las repite.