El hombre que se vino arriba tras amagar con irse

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Fue de los pocos responsables de entidades marineras barbanzanas que dijo públicamente que no quería seguir al frente de su pósito

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En abril, cuando la Consellería de Mar estaba a punto de convocar las elecciones en las cofradías, Tomás Fajardo, desde el 2000 patrón mayor de Porto do Son, fue de los pocos responsables de entidades marineras barbanzanas que dijo públicamente que no quería seguir al frente de su pósito. Pasaron seis meses, y no solo continúa en ese puesto, sino que ayer fue elegido presidente de la Federación Galega de Confrarías. Es decir, tendrá más responsabilidad que nunca en el sector tras amagar con irse. ¿Por qué? Él achaca el cambio a una serie de casualidades.

Es cierto que, tal y como había anunciado, no se presentó para ser patrón mayor de la cofradía que lleva gobernando desde el año 2000 (previamente ya había estado otro lustro como miembro de la junta general). Pero, como ningún otro miembro del pósito sonense lo hizo, todo el censo se convirtió en elegible. Y al ver «que os socios me votaron» decidió seguir al frente de la entidad. Luego, no tomó la decisión de luchar por la presidencia de la federación gallega de inmediato. Dice que lo hizo «ao ver os candidatos que había». Finalmente, ayer le eligieron. Un papel discreto

¿Cómo es Tomás Fajardo? Es más fácil decir lo que no es. Fajardo, desde luego, no estuvo hasta ahora entre los responsables de pósitos con mayor proyección pública de Barbanza. Su papel es totalmente discreto, acorde con el de la cofradía que dirige, que no figura entre los pósitos más representativos de la comarca. Tampoco destaca por haberse enzarzado, al menos de cara a la galería, en grandes disputas ni con la Administración ni tampoco con otros responsables del sector.

Podría decirse, por tanto, que será a partir de ahora cuando se pueda comprobar su talante, ver si es más o menos beligerante ante los problemas del sector. No le faltarán batallas en la que batirse el cobre: desde la crisis que vive el xeito, amenazado por una propuesta de Bruselas y actualmente con los barcos amarrados por no poder pescar sardina; a las históricas luchas del cerco por la falta de cuotas; o la agonía que vive el marisqueo en algunas rías como la de Arousa. Por no hablar de todo un clásico: el furtivismo.

¿Qué puede aportar Fajardo? El futuro lo dirá. Pero parte con algún aval. La cofradía de Porto do Son, que el año pasado sobrevivió a duras penas -facturó 62.000 euros- mejoró este ejercicio sus cuentas; lleva 262.000 euros ingresados. ¿Qué cambió? Ahora forma parte de una central de ventas en la que están varios pósitos, lo que le permitió dar un paso de gigante a la hora de la comercialización. Si Fajardo logra exportar al ámbito gallego esa experiencia, la de que las ventas se centralicen, justificará con creces su mandato.