El niño de Cambre con parálisis cerebral precisa nuevas terapias para mejorar
11 oct 2014 . Actualizado a las 12:07 h.Coger una simple carta que le ha caído en el regazo supone un enorme esfuerzo para Dani Prieto. Sin embargo, él no pierde la sonrisa y con mucho trabajo logra superar este obstáculo, uno más de los muchos a los que se enfrenta todos los días. Acaba de cumplir 13 años y «es un luchador», como lo califica su madre, Conchi Ageitos, que se ha desvivido para que la parálisis cerebral con la que nació no lo condenase a quedarse inmóvil en una silla de ruedas.
Desde que conoció la discapacidad de su hijo ha intentando que recibiera los cuidados y terapias más avanzadas, tratamientos muy costosos que le han llevado a volver a hipotecar su casa y a vivir al límite cada mes. Sin embargo, todo esfuerzo es poco para conseguir una pequeña mejoría en el estado de Dani, «que se ha recuperado mucho, sobre todo a nivel cognitivo más que físico. Habla, se expresa, come solo, y juega a las cartas, a la consola y al brilé, que le encanta. Es un niño muy activo que nunca pierde la sonrisa».
Para que estos avances no cesen, la tía del pequeño comenzó hace un año a elaborar unos broches en forma de muñeca que se venden por 5 euros, y con cuya recaudación pudo recibir una nueva sesión del método Therasuit, que cuesta 2.500 euros. Sin embargo, este esfuerzo no ha sido suficiente para reunir más dinero para una nueva terapia, y toda la familia de Dani se ha volcado en buscar nuevas ideas para poder conseguir reunir más fondos para sufragar los tratamientos del pequeño.
«Mi marido hace llaveros, que los vendemos a 5 euros, y yo también me he puesto a hacer unas pulseras de abalorios, que cuestan entre 3 y 5», explica Conchi Ageitos, que roba horas al sueño para poder elaborar estos complementos, que también venden a través de la web www.teaming.net o de la cuenta de Facebook Colabora con Dani.
Fisioterapia
Mientras no puede recibir nuevas terapias, Dani continúa con sus sesiones de logopedia y de fisioterapia tres veces por semana, unas clases estas últimas en las que pone todo su empeño en avanzar. «Ahora mismo está con una grúa que le permite caminar, y él hace un esfuerzo enorme. Ha avanzado muchísimo, porque al principio estaba muy rígido, pero como es súper trabajador, no se cansa nunca. Siempre sigue trabajando con una sonrisa en la cara», explica su madre, que cree que esta actitud ha hecho que todo el mundo lo quiera.
Conchi Ageitos recuerda emocionada el acto de graduación de sus antiguos compañeros de clase -él ha tenido que repetir-, «cuando dijeron el nombre de Dani en alto, todos los niños se pusieron a gritar y a aplaudir. Tuve que contenerme para no llorar», explica, aunque también reconoce que los nuevos compañeros no hacen más que ayudarlo y jugar con él «para que mantengan siempre la sonrisa».