Para tratar el asunto hay que hablar de tres puntos fundamentales: un perfil que da la estadística, las razones de por qué se producen y las pautas de actuación que hay que adoptar
14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Casos como el del menor de trece años que propinó una paliza a su madre en Verín hacen saltar las alarmas sobre un nuevo modo de violencia dentro del hogar que al parecer resulta cada vez más frecuente. También plantean muchas preguntas. La psicóloga y responsable de la sección educativa del Colexio de Psicoloxía de Galicia, Manuela del Palacio, intenta responder a esas cuestiones. Dice que para tratar el asunto hay que hablar de tres puntos fundamentales: un perfil que da la estadística, las razones de por qué se producen y las pautas de actuación que hay que adoptar. Con todo, advierte de que no hay reglas generales: «Hay que estudiar cada caso concreto para actuar».
-¿Qué tipo de violencia suelen ejercer los menores?
-Pueden ser amenazas, violencia física, alteración del orden con conductas como la de encerrase en la habitación o abandonar los estudios... Los chicos suelen decantarse más por dar golpes, pero las chicas utilizan más la violencia emocional. El objetivo más común de la violencia es la madre porque la ven desprotegida y suele ser la que pasa más tiempo en casa.
-¿Por qué puede ocurrir esto?
-No hay normas comunes. Cada caso requiere un análisis propio. Pueden influir las relaciones familiares, la dinámica dentro del hogar, que este tenga normas o no, o el modo en el que son resueltos los problemas en casa. También puede haber otro tipo de factores como un estrés puntual que desencadena una acción puntual que puede haber ocurrido una vez o varias. Después están las razones económicas que se producen cuando piden dinero y ven que no se lo dan. Que los menores tengan una personalidad patológica con alucinaciones, que no tengan conciencia de las reglas morales, que sea un problema derivado del consumo de drogas o alcohol... Pueden ser tantas cosas.
-Ante esto no hay que quedarse quieto. Hay que actuar. ¿O no?
-Lo primero es hacer algo antes de que la cosa vaya a más. Cuando se produce un episodio de violencia no debe de callarse porque eso sería perjudicial. El hecho de callar puede provocar que se desate la cadena de miedo entre la víctima y el agresor. A la vez eso aisla y hace a la víctima más pequeña frente a un agresor más fuerte.
-¿Dónde hay que acudir?
-Hay que abrir un diálogo, contarlo en casa. Luego en caso de que no funcione debe pedirse ayuda a un especialista en psicología clínica y terapia de familia porque es muy importante educar en las emociones, no solo corregir conductas. No basta con un castigo. Cuando no haces lo que quiere hay que argumentar, no callar. En caso de que no funcione habría que acudir a las fuerzas del orden o a la Fiscalía de Menores, encargada de reeducar a su manera. Una de las fórmulas es mediante la prestación de servicios a la comunidad.