Los imputados van de brujas

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

MIGUEL VILLAR

No solo Pujol recurría a videntes; en la Pokémon y la Carioca también salen a relucir casos relacionados con la brujería

14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Viendo lo que ocurría en la Pokémon y en la Carioca, dos de las grandes operaciones judiciales promovidas en Lugo y con alcance nacional, no resulta extraño que el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, fuese de videntes. En los sumarios de las dos investigaciones reseñadas hay referencias a imputados que supuestamente llamaban a la puerta de meigas modernas que, tirando de euro o de tarjeta Visa, arreglaban todo lo que hiciese falta. Lo que pasa es que alguna acabó siendo detenida.

Mientras Adelina, la sanadora de Pujol, trabajaba en Barcelona, la macumbeira Dora no daba abasto en Lugo para atender a empleados de los clubes Eros y Queens y a otros imputados en estas operaciones. Otra mujer, Consuelo, tiempo después hacía horas extras en su establecimiento trabajando de bruja.

En Brasil, el término macumbeira se aplica a aquellas personas hechiceras que tienen, entre otras cosas, poderes para arreglar y desarreglar desaguisados de todo tipo. Cuentan que uno de los encargados del club Eros, investigado por Pilar de Lara, contrató los servicios de la macumbeira Dora para que pusiera unas velas milagreiras y bendijera el club con unos rituales de magia negra. Había que darle buen aire para que tuviese una larga vida.

No se sabe si realmente Dora llegó a hacer su trabajo. Desde luego, si lo hizo, el resultado fue catastrófico, porque el Eros acabó siendo objetivo de la brigada de Pilar de Lara y, además, de larga vida al establecimiento, nada. Fue precintado y después ardió hasta siete veces. Y no era fuego purificador precisamente el que derretía las habitaciones de la lujuria.

Clientela fiel

Antes de que todo eso ocurriera cuentan que los rituales de Dora tenían una clientela fiel y entregada entre la plantilla de mujeres de los dos clubes de alterne investigados en la Carioca. El que se llevaba la palma consistía en unos baños purificadores de sal.

La macumbeira preparaba una loción con sal y diversas esencias y luego embadurnaba a sus clientes. A medida que la echaba en la piel de estos pensaba en sus problemas y enfermedades y, a la vez, comenzaba un rosario de letanías. Aseguran los expertos que no hay nada mejor para conseguir energía positiva porque la mala se va del cuerpo o queda neutralizada por el agua y el preparado milagroso.

La sal para Dora era como para un bebé un chupete. La usaba frecuentemente. Si no era en baño, recomendaba a su clientela que la utilizase, por ejemplo, para atraer la buena suerte frotándose en algunas partes del cuerpo como, por ejemplo, los pies.

Pero la onda expansiva de la Carioca alcanzó a Dora. Un día acabó imputada en la comandancia de la Guardia Civil de Lugo. Los investigadores no descartan que detrás de sus técnicas de brujería, magia o lo que sea, pudiera haber algo más. De hecho, fue investigada para saber si pudo tener algo que ver con la llegada de algunas mujeres, provinientes de Brasil, que acabaron trabajando en los prostíbulos que De Lara investigaba. La investigación no está cerrada.

La lista sigue

En la lista está también Consuelo. Otra mujer que alquiló otro de los establecimientos investigados en la Carioca. En sus ratos libres hacía también de vidente, según declararon algunos testigos de la operación.

Y, como no, en la Pokémon también hay bruja. Y hasta pudiera ser la de Pujol. Quienes se encargaron de los pinchazos telefónicos («orellas» en los argots judiciales más enxebres) se encontraron con que José María Tutor Lemos, el delegado de Vendex en Galicia y su enlace en Lugo, Javier Reguera (el encargado de la ORA) hablaban frecuentemente en clave y se referían a una tal señora.

A los investigadores les llamó la atención y a Pilar de Lara, también. La jueza esperó a los interrogatorios para preguntar por este detalle. Tal y como estaban las cosas la señora bien pudiera ser la destinataria de uno de esos «botes de pintura» -como así llamaban a los sobres de la mordida- que circulaban a menudo por algunas ciudades gallegas.

Tanto Tutor como Reguera aclararon a la jueza que esa señora de la que hablaban era una vidente a la que iba este último. Como los dos iban con frecuencia a Ourense, no falta quien piense que hasta podría ser Adelina, de O Carballiño, la ahora mediática vidente de Pujol, la que tenía en su lista de clientes a estos dos imputados en la Pokémon.

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