La portavoz del PP, dos meses muda

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Paula Prado rechaza explicar ante la prensa la campaña electoral que ella misma dirige

07 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Y al sexagésimo día, tampoco resucitó de entre los mudos. Todo ese tiempo, desde el 7 de marzo, un océano en política, lleva Paula Prado sin responder preguntas de la prensa, a pesar de ser el rostro del Partido Popular de Galicia ante los medios de comunicación y, además, su directora de campaña para los comicios europeos del 25-M. Arropada por el secretario xeral del PPdeG, Alfonso Rueda, y por el vicesecretario, Agustín Hernández, ayer participó en un acto montado para explicar a los periodistas cómo pedirán los conservadores el voto en la comunidad entre el 9 y el 23 de mayo. A priori, parecía la ocasión propicia para que rompiese el silencio autoimpuesto después de trascender las acusaciones vertidas por el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) primero sobre ella y luego contra su marido. Pero no. No quiso. «Ya ha hablado el secretario general», intentó excusarse. La portavoz siguió sin voz.

A lo largo de estas 60 jornadas, la dirigente conservadora ha firmado en periódicos artículos de opinión, ha emitido audios y vídeos enlatados sobre diversos asuntos de actualidad, ha difundido comunicados institucionales y personales, ha intervenido en congresos orgánicos, ha tomado parte en reuniones políticas con acceso solo para fotógrafos, ha subido a la tribuna del Parlamento autónomo... Pero ha eludido exponerse ante los micros. Ella, un látigo por lengua, que salía a rueda de prensa por semana; ella, el verbo un bisturí, que siempre exigía explicaciones inmediatas a todo cuanto miembro de la oposición se metía en apuros.

¿La razón? Un informe del SVA que la vincula con supuestos enchufes en empresas adjudicatarias del Concello de Santiago y le atribuye haber inflado en tres mil euros, en mayo del 2012, una contratación de ese mismo Ayuntamiento, donde por aquel entonces ejercía de concejala. Y también un auto de la instructora de la operación anticorrupción Pokémon, Pilar de Lara, en el que esta ordena investigar las actividades empresariales de su esposo, a fin de averiguar si se ha beneficiado o no ilícitamente de la influencia de su mujer. Ante dicha jueza hubo de sentarse Prado, en calidad de testigo, el pasado 10 de julio, una declaración que la magistrada, de momento, se ha negado a hacer pública.

Apoyada por la cúpula de la gaviota pero acorralada por todo ese torrente de noticias, la dirigente compostelana distribuyó una nota el 24 de abril en la que, contundente, esgrimía su honradez y rechazaba punto por punto todas las imputaciones del SVA y las insinuaciones de De Lara. Sin embargo, no aportaba en su favor gran detalle, aduciendo que no podía hacerlo, dado que, en caso contrario, incurriría en delito, al revelar la parte del sumario de la Pokémon aún bajo secreto.

Ayer, nada nuevo bajo el sol. Muda ella otra vez, habló él, su jefe. Rueda le echó un capote. Otro más. Se declaró «moi satisfeito» con el trabajo que está realizando alejada de las cámaras. Y anunció que se la verá «en moitos actos» de la campaña. Ahí sí, la portavoz tendrá voz.