Ocho horas de angustia de un buzo

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Fue arrastrado en Oleiros por las corrientes y cuando consiguió salir, tuvo que regresar a pie por carretera hasta que un conductor lo auxilió

04 may 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Traje de neopreno, aletas, fusil submarino, plomos y una boya sobre el hombro. Esto llevaba el submarinista que poco antes de la una de la madrugada de ayer caminaba por una carretera próxima al faro de Mera, en el municipio coruñés de Oleiros. Así lo encontró un conductor, vecino de al zona, que lo subió a su coche para llevarlo hasta la costa de Dexo, el lugar donde ocho horas antes el buzo había dejado aparcado su vehículo.

«Estaba un poco desorientado, porque no sabía por dónde había salido del mar, pero se encontraba bien; se cambió delante de nosotros, no tenía ningún problema, y se marchó en su coche para Ferrol», explicaron fuentes del servicio de emergencias de Oleiros. Y es que con la localización de este hombre, un ferrolano que no llega a los 30 años de edad, concluía un espectacular despliegue que había puesto en marcha el servicio de Salvamento Marítimo. La movilización comenzó poco antes de las once de la noche del viernes.

Durante casi dos horas, el remolcador Sar Gavia y una de las lanchas auxiliares del mismo, la Salvamar, el helicóptero Helimer 203, agentes de la Guardia Civil de Oleiros y de la Guardia Civil del mar, efectivos de la policía municipal y el mencionado personal de emergencias buscaron al submarinista por la costa de Dexo, la zona por donde se había metido en el mar. El hecho de que el desaparecido llevara una boya de señalización les daba esperanzas de poder hallarlo a esas horas, aunque la visibilidad era muy escasa.

El hombre, junto con otro amigo submarinista, había estado buceando en la zona. Su acompañante se marchó a las cuatro y media de la tarde, avisándole de ello mediante un mensaje de whatsapp. A las diez de la noche su amigo comprobó que no había recibido respuesta. Entonces dio la alarma, que se confirmó al descubrir que el coche seguía en el mismo lugar. Y fue entonces cuando se puso en marcha el despliegue de búsqueda porque, según indicaba uno de los responsables de la misma, «el asunto tenía mala pinta». Y es que eran demasiadas horas sin tener noticias de un submarinista en el mar y por ello se temieron lo peor.

En esta zona de la costa, según indicaron dos personas conocedoras de la misma, hay unas fuertes corrientes y el submarinista fue arrastrado por la misma «hacia el oeste». Cuando ocurre esto, «lo mejor es dejarse llevar», explicaron. Es lo que hizo este buzo que, según los responsables de su búsqueda, al salir, sorprendentemente, «ni siquiera tenía hipotermia».